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Por cada hectárea sembrada con maíz GM se ahorrarían alrededor de 2,75 litros de agroquímicos y disminuirían de 9 a 2 las aplicaciones. El maíz Bt-RR será sembrado en los meses de enero y febrero, a medida que vayan cosechando la soja.
Orlando Gallas señaló que las dos últimas cosechas de maíz zafriña no fueron rentables a causa del clima y las plagas en Itapúa. En este primer año, de aprobarse el maíz modificado, los productores indecisos van a mirar del vecino a ver si les funcionó y terminarán de convencerse en la siguiente campaña, dijo.
“Pero hay mucho que aprender; tampoco es tirar la semilla en el campo. Es un compromiso que vamos a asumir todos los técnicos y los agricultores para que no haya deficiencia, mezclas varietales, ni pérdidas de resistencia a las plagas”, comentó.
El costo de las semillas de maíz transgénicas sería un 15% superior al de las convencionales, pero con ellas se lograría un ahorro en la compra de insumos, costos de mano de obra y maquinaria, explicó el técnico.