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La situación de Aceros del Paraguay SA (Acepar) no ha cambiado mucho todavía desde el traspaso del paquete accionario mayoritario a un grupo de empresarios paraguayos por parte del ítalo- argentino Sergio Tasselli, en abril pasado. Inicialmente, la siderúrgica de Villa Hayes era administrada por el Estado, pero fue privatizada en 1997. Aunque el proceso de privatización ya lleva casi 15 años, está pendiente el pago de una última cuota de más de US$ 5 millones. El verdadero freno, sin embargo, es la decisión tomada por el Gobierno en 2009 de suspender los plazos para pedir la rescisión del contrato.
A comienzos de este año, el actual Gobierno presionó por la salida de Tasselli, señalado como el verdadero problema de Acepar, cuya fábrica estaba parada desde diciembre último y había llegado a un lamentable nivel de deterioro. Sin embargo, ahora, a menos de dos meses de iniciarse el intento de recuperación, ya surgen nuevas quejas.
Política seria
“Pedimos una política seria de distribución, que seamos nosotros los nexos (entre Acepar y los clientes) para que llegue el producto”, señaló Miguel Duarte, del depósito Mateco. Dijo que los actuales accionistas de la acería “siempre fueron personas serias”, por lo que “confiamos en que esto se pueda solucionar y que todos se beneficien, no solo unos pocos”. Acepar es sumamente necesario para la construcción en el país y tiene mucha importancia en nuestra economía, y por eso “nos gustaría ser parte de algunas decisiones, que nos llamen para hablar y veamos soluciones y políticas serias en el área comercial”, apuntó.
A su vez, Conrado Valenzuela, de “La Casa de las Varillas”, se refirió a la necesidad de reglas claras y transparentes en la venta de los productos, ya que hoy la industria está vendiendo a los distribuidores y también al consumidor final, y a ambos les cobra el mismo precio. “Entonces se crea una competencia desleal. Ellos (por los dueños) son nuestros colegas y a la vez nuestra competencia y nos venden a nosotros y también a los constructores”, se quejó.
Producción mínima
Cristino Duarte, del depósito “Delia Elisa” de Coronel Oviedo, añadió por su parte que la producción de Acepar es mínima, alrededor de 2.000 toneladas mensuales. “Esa producción venden al detalle y al por mayor y ya no sobra para nosotros. Tenemos que rebuscarnos por la varilla extranjera, de Brasil o Argentina”, indicó.
Añadió que las máquinas de la acería “ya no dan”, haciendo referencia a que prácticamente están obsoletas, por lo que apenas alcanza la distribución de productos para los accionistas.
La demanda del mercado es de 6.000 toneladas de varillas cuando el sector de la construcción opera a plena capacidad, dijo Duarte, para tener una idea de la brecha entre lo que provee Acepar y las necesidades reales.
Piden una producción eficiente, para que todo el país sea beneficiado y Acepar “no sea como siempre fue, el botín de unos pocos”.
Accionistas
Los nuevos accionistas formaron para este negocio el consorcio Inversiones Siderúrgicas SA (Insidsa), con la participación de firmas como Chacoré SA (Sergio Ferreira), Hierropar SA (Plácido Ruiz) y JC Construcciones SA (Nelly Vázquez), además de integrantes individuales como Antonio Aranda, Ángel Tito Aranda, Diego Horacio Rienzi y Geet Koops.