Pyme exitosa exporta chipita a Estados Unidos

Doña Feliciana de Fariña inició alrededor de 1922, en Caacupé, la elaboración de chipás en forma casera y los vendía en canastos. Sus hijas han convertido hoy ese emprendimiento, que ya lleva 53 años en la zona del Mercado 4, en una pyme exitosa, que acaba de ser distinguida por la Asociación de Empresarios Cristianos (ADEC), entre otras razones, por exportar uno de sus productos a los Estados Unidos, cumpliendo con todas las normativas de ese exigente mercado.

Cargando...

Solo pudimos conversar con Andresa, porque las otras hermanas, María Cristina, Mariana Pablina y Blásida, seguían trabajando intensamente en sus labores en la chipería denominada “Hijas de Feliciana de Fariña SRL”, ubicada en la calle Ginés 1013, casi República de Colombia.

-Señora Andresa, ¿cómo es que cuatro hermanas pueden trabajar juntas?

-Justamente ese fue el encargo más importante que nos legó nuestra madre, que siempre nos mantengamos unidas y que de esa forma nuestra empresa sería cada vez más fuerte. Citando a Martín Fierro: “Que los hermanos sean unidos, que si no los devoran los de afuera”. No es que no nos peleamos, sino que todas las diferencias las arreglamos hablando razonadamente.

-¿Cuál es la historia de la chipería?

-Mi madre, doña Feliciana, empezó a hacer chipás con sus hermanas a los 18 años, allá por 1922. Ella viajaba en carreta hasta Ypacaraí, y allí subía en el tren para llegar hasta la capital y vender sus productos por las calles, en canastos. Luego de casarse, empezó a ahorrar sus ganancias, lo que en el año 1952 le alcanzó para iniciar la chipería en el Mercado 4, donde estamos hasta hoy. En 1972 ella se retira a descansar y deja la chipería a cargo de las cuatro hijas.

-¿Cuándo empezó a darse el crecimiento?

-Aunque vendíamos mayor cantidad de chipá, porque había menos competencia, desde hace unos cinco años iniciamos la apertura de los otros tres locales de venta que hoy se suman a la venta de la fábrica, nuestras sucursales están en el Mariscal López Shopping, en 14 de Mayo y Estrella, y en Perú y Pettirossi. En ese mismo tiempo empezamos a diversificar nuestra producción. Además de chipá pirú (chipita), de almidón (en sus diferentes formas), mestizo, avatí, so’o, candoi (con maní), de queso, comenzamos a elaborar productos de confitería.

-¿A qué tipo de competencia se refiere?

- Antes había muy pocas, ahora hay chiperías por todos lados, lo que genera mucha competencia tanto en calidad como en precio; las panaderías ya hacen también chipá, al igual que todos los supermercados. Además, a lo largo de las rutas, en cada kilómetro ha proliferado este tipo de negocios, que anteriormente solo se destacaban en ciudades como Barrero o Coronel Bogado. Así fue que comenzamos a elaborar también mantecado, torta de miel, boquerón, galletita de miel, pastaflora, biscochitos, bombas de cuatro quesos, y a vender productos de dulcería, que nos provee una industria artesanal que pertenece a unos parientes de Caacupé.

- Háblenos del mercado...

- Es muy diverso; vendemos principalmente en los supermercados, en el Mercado 4, en la fábrica y en otros tres locales de nuestra capital. Igualmente en comercios pequeños, exportamos a los Estados Unidos y, a través de vendedoras independientes, llegamos a las calles. Debo destacar que uno de los lugares de mayor venta es el Mariscal López Shopping, específicamente los días martes, durante el desarrollo del Agroshopping. Sin embargo, además de los envíos a los EE.UU., nuestros productos llegan a un gran número de países, debido a que son llevados en forma particular por paraguayos que viajan al exterior. Tenemos información de que nuestras chipitas se consumen en Japón, Canadá, España, Italia, Cuba y muchos otros países más.

-¿A cuánto llega la inversión que hicieron y de dónde obtuvieron financiación?

-No sé responder cuánto gastamos hasta el momento, pero respecto a los créditos que conseguimos, puedo decir que nos dieron financieras privadas y bancos comerciales.

-¿Cuántos empleados tiene la fábrica y con qué infraestructura cuenta?

- Tenemos unos 30 empleados; la fábrica cuenta con tres hornos grandes, dos eléctricos y uno a leña, además de otros más pequeños de alta tecnología, que son utilizados cuando el volumen por producir es más pequeño por la época de consumo. Disponemos además de tres vehículos para la distribución. Hay que destacar que en la época de calor se come menos chipá y, todo lo contrario, cuando empieza a refrescar, ese es el momento en que aumentamos la producción, al igual que en la Semana Santa, que es tradición en nuestro país.
Enlance copiado
Content ...
Cargando...Cargando ...