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En diversas ocasiones el actual ministro de Obras Públicas, Ramón Jiménez Gaona, había atribuido los atrasos y sobrecostos de las obras de la avenida Ñu Guasu, a punto de concluir, a las graves deficiencias que había tenido el proyecto inicial, elaborado entonces por el Oting, que está integrado por las empresas Ingser (Consorcia Unzain) y OTEC.
Incluso, el ministro y otros funcionarios del MOPC habían llegado a calificar de meros “dibujos” aquel proyecto de Oting, que sufrió innumerables modificaciones a fin de poder hacer previsible el proyecto, amén de que el precio establecido fue reajustado al tope del 20% permitido por ley.
Para tener una idea del perjuicio ocasionado al Estado por esta situación, inicialmente se había previsto un costo de 15 millones de dólares, que luego trepó a US$ 27 millones, más tarde a US$ 34 millones y, finalmente, se adjudicó en unos US$ 41,5 millones (monto global para sus dos tramos), que es el monto que se reajustó en un 20%. Capítulo aparte son los atrasos sufridos por las obligadas modificaciones.
Tras aquello, se podía pensar que la lección sería aprendida, pero Oting volvió a ganar la licitación para el proyecto de la Ruta III, que también ha tenido y sigue teniendo varias dificultades y algunas modificaciones importantes. Las fuentes consultadas dijeron que el costo de esta obra, a raíz de esto ya fue reajustada también, en este caso en 15%.
La obra de la Ruta III debía costar unos US$ 40 millones y está a cargo del consorcio integrado por CDD Construcciones (César Daniel Delgado) y Benito Roggio e Hijos SA.
Responsables de Oting
Ante el MOPC aparece como responsable de Oting, por el lado de OTEC, el Ing. Julio Álvarez, aunque algunas fuentes indicaron que quien estaría detrás de este grupo de “proyectistas” sería el exviceministro de Obras Atilio Heisecke, por lo que intentamos hablar ayer con él, pero no fue posible.