Cargando...
Más allá de la reforma agraria, el próximo gobierno deberá apostar al desarrollo rural integral, ya que el desplazamiento ocasionado al pequeño agricultor de economía familiar campesina, debido a su falta de conocimiento, formación técnica – productiva – organizativa y limitación tecnológica, no puede ser compensado únicamente con distribución de tierras, sino con generación de trabajo, explica el especialista en el tema, Lic. Hugo Jiménez De Recalde.
Asimismo, informó que en el marco de la reforma agraria, desde el Estatuto Agrario de 1940 (instituido por Decreto Nº 120) y la creación más tarde en 1951 del Instituto de Reforma Agraria (IRA), la sustitución de este por el Instituto de Bienestar Rural (IBR), en 1963, y la reciente creación del Indert (2004), transcurrieron más de siete décadas, periodo en el cual, en la región Oriental, el Estado distribuyó unas 1.050 pequeñas fincas a familias campesinas, las cuales cubren una área de 3,2 millones de hectáreas, el 24% de las tierras aptas para la agricultura en la región Oriental.
En ese sentido, Jiménez explicó que la reforma agraria tiende a relacionarse con lo agrícola y se enfatiza un factor de producción, que es la tierra.
“Sin embargo, la dinamización de la economía familiar campesina presupone una concepción integral de desarrollo rural no limitada al desarrollo agropecuario, sino al conjunto de la vida rural, donde el agricultor campesino debiera ser visto como sujeto y no “objeto del desarrollo”, expresó
Amplió que el desarrollo rural implica el respeto y el reconocimiento de su propia lógica productiva y de sus formas de organización social. Añadió que la dinamización del desarrollo rural debe perseguir la elevación de la calidad de vida de la población, particularmente de la población pobre ubicada en las regiones más deprimidas del país.
“Las políticas de desarrollo rural y urbano están insertas en el ámbito del desarrollo humano y deben entenderse como políticas de carácter transversal y multisectorial”, acotó.
Enfatizó que para avanzar en este tema se deben generar el diálogo y la construcción de consensos entre los más diversos actores del medio rural.
Un aspecto importante para tener un parámetro será lo que resulte del censo de colonias rurales que está realizando el Indert, dijo.
Solución del problema
La solución del problema rural deberá ser encarada utilizando como base los resultados del censo de colonias que está realizando actualmente en Instituto de Desarrollo Rural de la Tierra (Indert), para saber exactamente quiénes tienen las casi 2.000.000 de hectáreas sin titular; quiénes las ocupan; quiénes las trabajan. Sólo desde esta base se podrá cortar la especulación con los rollos de madera de los bosques que se depredan y el negocio de “venta de derecheras”, que a lo largo de muchos años ha permitido el lucro de unos cuantos y convertido a la entidad agraria en una inmobiliaria. Los resultados en la colonia piloto “Kororõ´i” habla de minifundización en cuatro partes por finca.