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–¿Cuál ha sido experiencia de República Dominicana en esta materia?
–En Dominicana existen actualmente 56 parques o zonas francas industriales, que albergan 596 empresas que operan en distintos tipos de actividades. Tal vez el punto a destacar del desarrollo específico dominicano ha sido el hecho de que tenemos manufacturas y servicios ofrecidos en los parques, y existen grandes inversiones de empresas multinacionales en las áreas de productos médicos, electrónica, joyerías, calzados, textiles y tabacaleras, y después vienen las empresas que se integran productos semielaborados, que son componentes para otras industrias o servicios, de matricería e inyección plástica, metalmecánica y otras actividades novedosas como los centros de llamadas o “call centers”. Todas estas actividades se reflejan hoy como país en 130.000 empleos directos, y que producen exportaciones del orden de los US$ 5.000 millones al año.
–Entonces, es una herramienta eficaz...
–Evidentemente, si la creación de empleos está incluida entre las motivaciones centrales de un gobierno, la zona franca, probablemente, es el instrumento más efectivo y rápido para abordar ese problema. En América existen 1.200.000 trabajadores empleados directamente en las zonas francas.
–¿En materia de inversiones reales, cuáles son las ventajas para un país promocionar este régimen?
–Yo creo que el elemento fundamental consiste en la creación de empleos que la economía y el mercado locales no han podido desarrollar. Asimismo, la atracción de inversión foránea y el ingreso de moneda extranjera, considerando que todas las inversiones y los gastos locales son realizados por las empresas no con moneda local, lo cual beneficia grandemente a un país como el nuestro, que es una isla, que necesita de recursos externos.
El otro gran punto es la transferencia de tecnología, que va más allá del manejo de máquinas o de procesos de producción novedosos. También abarca un entrenamiento mental, físico y de asimilación del ciudadano dominicano a la cultura industrial. Va del simple hecho de entrar a trabajar todos los días puntualmente, hasta hacer embarques en cantidades y con especificaciones definidas. Encima de todo esto, se trata de productos que irán al mercado internacional, donde la competencia es extraordinaria.
–¿Cuáles son las condiciones que un Estado nacional tiene que ofrecer para que este negocio realmente prospere?
–En esto hay dos actores principales: uno es el Estado, y otro, el sector privado, que debe hacer inversiones para desarrollar las zonas francas y las empresas adentro. En ese contexto, el Estado crea, básicamente, el clima de inversión apropiado, sobre todo, seguridad jurídica y el respeto a esas reglas del juego establecidas. Adicionalmente, un marco legal que incluye unos incentivos específicos a cambio de la creación de empleos, la producción de ingresos en moneda extranjera y de la transferencia de tecnología. El Estado no hace ningún tipo de inversión.
–¿Y quién o quiénes pueden invertir en una zona franca?
–Yo soy un ciudadano dominicano y soy el principal accionista de “Las Américas, parque de zona franca”, donde realizamos todas las obras de infraestructura física, somos propietarios de los edificios y los alquilamos a las personas que vienen. Adicionalmente a la parte de bienes raíces, ofrecemos una cantidad de servicios complementarios, como reclutamiento del personal, servicios de seguridad, de mantenimiento, edificaciones, jardinería, recolección de basura, etc. O sea, nos convertimos en unos manejadores de un pequeño pueblo que hay dentro. En nuestro parque operan 13.000 trabajadores, en una variedad de empresas.
–¿Cómo cree que se puede promocionar la instalación de zonas francas en Paraguay?
–En República Dominicana está el organismo oficial de promoción de la inversión extranjera, y sobre esa base el empresario privado (local) sale a buscar los inversionistas en forma específica. La estructura de Gobierno ofrece la oferta-país, y el sector privado, la solución específica. Nosotros participamos continuamente (en el extranjero) de seminarios o “shows” de sectores, en los cuales presentamos nuestros parques industriales, producimos intercambios que terminan generando interés de inversión de sectores dedicados a la manufactura o los servicios. La zona franca es una semilla generadora de otras demandas, que se inyectan al país sin tocar los recursos nacionales.
Definición de zona franca en el Paraguay
La Ley paraguaya Nº 523/95 define las zonas francas como espacios del territorio nacional, localizadas y autorizadas como tales por el Poder Ejecutivo, sujetas al control fiscal, aduanero y administrativo que se establece en esa ley y en las reglamentaciones pertinentes. Esas zonas deben instalarse en áreas de propiedad privada, cercadas, a manera de garantizar su aislamiento respecto del territorio aduanero, con un solo sector de entrada y salida.
Establece que en las zonas francas se podrán desarrollar, separada o conjuntamente, actividades: comerciales, industriales y servicios.
La normativa establece, asimismo, que estas actividades están exentas de todo tributo nacional, departamental o municipal. La legislación prescribe, igualmente, que todas las demás actividades que se realicen en estas zonas quedarán sometidas al régimen general tributario del país. También estatuye que cualquier cambio en la legislación tributaria que se produzca en el futuro no podrá aplicarse a las personas que se acogieron al régimen de la referida ley, salvo que ellas opten por el nuevo régimen tributario.