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Enero y febrero son meses de levantamiento de cosecha de soja. Los productores están en el campo y luego de terminar esta etapa de los cultivos, en virtud al rendimiento y a los precios, ellos definen sus necesidades para cubrir deudas y sus intenciones de realizar inversiones.
Si bien la cosecha de la soja en esta etapa está bien en muchas regiones del país, la soja tempranera tuvo bajos rendimientos, explicó.
En consecuencia, los rendimientos promedios y la producción total no tendrán el volumen esperado, aunque sería una producción relativamente buena.
Además, prosiguió, los precios están muy por debajo con relación al año anterior, ya que los pagos al productor hoy oscilan entre 280 y 300 dólares la tonelada, mientras que en 2014 giraban en torno a US$ 420/425 la tonelada.
Expectativa favorable
Por otro lado, los menores rendimientos y los bajos precios harían que las expectativas de mayores créditos o refinanciamientos de corto plazo se incrementen desde marzo/abril, añadió Dimas Ayala.
Sobre créditos para inversión en máquinas o infraestructura, dijo que dependen del resultado final y los precios de la producción.
Generalmente, cuando los resultados no son los esperados, hay mayor aversión a realizar inversiones y, en consecuencia, a obtener créditos para inversión.
Ganadería
En el sector ganadero también hay menores necesidades de créditos en los meses de enero y febrero. Generalmente los productores se preparan para la vacunación contra la fiebre aftosa, que se realiza en estos meses (del 19 de enero al 19 de febrero). Además, es el periodo de destete de los terneros. En el lapso marzo/abril se promueven las ventas del ganado (especialmente para los que realizan engorde) y por ende se amplían las necesidades de créditos.
Asimismo, la mayoría de los ganaderos quiere aumentar el hato ganadero, por los mercados y los precios que hoy tienen. Para eso es necesario acceder a créditos para invertir y crear la infraestructura para ampliar el hato ganadero, dijo.