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Dichas semillas son de origen y comercialización ilegal, no poseen control alguno; por lo tanto, las simientes obtenidas podrían traer daños a los cultivos. Desembocarían en una disminución de la producción y por consiguiente, en una serie de graves repercusiones a nivel nacional, comprometiendo a su vez la venta o salida del producto al exterior, manifestó el Ing. Víctor Miranda Ocampo, presidente de la AIAP.
Agregó que la entidad encargada de fiscalizar dicho manejo es el Senave, que en su momento dejó 47.000 bolsas de semilla fuera del mercado por no reunir las condiciones adecuadas y ha intervenido 67 parcelas de productores que fueron destruidas, muchas de las cuales están en manos de la justicia.
Agregó que esto se debe a que en el país este año se liberaron semillas transgénicas que legalmente cumplan con todas las condiciones y tienen un costo aproximado de $ 200 por bolsa contra apenas $ 40, que tendrían de costo los productores al conseguir sus propias semillas.
En otros países cuentan con el mismo inconveniente, no superando un 10% del total cultivado, sin embargo, hoy en Paraguay enfrentamos un 40 a 50% del total cultivado, dijo Miranda.
Comentó, además, el rol del ingeniero agrónomo en el campo, ya que la Ley 2048 estipula tener a un regente profesional en propiedades que cuenten con más de 200 hectáreas.
El uso de la biotecnología no es tan sencillo, se usan refugios por años y otras cuestiones técnicas, que solo un profesional podría guiar al productor. La idea es concienciar a los productores e impulsar el esfuerzo de todos, sentenció Miranda.