Piden socorro para salvar US$ 12 millones de inversión

Un llamado de auxilio para salvar inversiones de más de US$ 12 millones en industrias aceiteras del coco o mbocayá lanzó el especialista del sector, Ing. Carlos Loup. El problema es la falta de materia prima, por lo que se plantea como solución la voluntad y decisión del Gobierno para impulsar el cultivo del rubro en pequeñas fincas.

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La industria paraguaya del aceite del coco que fue fuerte y pujante en el pasado, hoy tiene un panorama totalmente distinto. Anteriormente 17 fábricas que operaron hasta 1990 llegaban a procesar más de 6 millones de cajones por año, mientras que hoy solo cinco plantas que se reparten la escasa disponibilidad de la materia prima, procesan 800.000 cajones por zafra. Dicho volumen solo les permite operar tres meses durante el año.

Luop afirma que el Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG) debería promover en las chacras campesinas el cultivo racional del mbocayá, asociado con rubros anuales (maíz, poroto, hortalizas, mandioca, etc.), lo que tendría un gran impacto en generación de riqueza y reducción de pobreza. Sin embargo, el actual ministro de esa cartera, Juan Carlos Baruja, solo acepta el problema sin establecer acciones que están a su alcance, considerando que el MAG recibió multimillonarios recursos de diversas fuentes, que están generando solo tibios resultados a nivel de la pequeña finca, agregó.

Una de las medidas solicitadas por Loup es restituir el anterior sistema de medida de los cajones, que había sido cambiado por el MAG en 2008. Era de 116 litros (37 cm por 50 cm por 63 cm) y se había ampliado a 143 litros, lo que generó descontento en el campesinado, porque de vender 14 cajones en una carreta, actualmente solo juntan hasta 10 cajones por carreta y el precio por cajón, en lugar de aumentar, bajó.

Según el especialista, para promover el cultivo del coco en la chacra no se necesita comprar semillas ni insumos, solo establecer sistemas de producción con los recursos disponibles en el campo. El desafío es romper con la cultura de recolección y pasar a otra productivista; y cambiar la visión subvalorada que se tiene del mbocayá que en realidad es una planta noble y muy rústica, pero con gran potencial industrial, porque cada una de sus partes puede ser utilizada. Una hectárea de mbocayá podrá ser una suerte de jubilación para el campesino, con un importante cobro anual, por recolectar el fruto de su finca, aseguró.

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