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TOBATÍ, Dpto. de Cordillera (Desiré Cabrera, de nuestra redacción regional).Un grupo de 400 familias ocupan una superficie de 800 ha de las 5.700 que fueron adquiridas por el Indert a la empresa San Agustín SA a un costo de G. 10.800.000 por hectárea.
Las mismas están en la zona de Tobatí, en la colonia denominada Coronillo, desde hace unos 17 años. Al lugar se llega por un camino ubicado al costado del puente sobre el río Piribebuy, compañía Isla Guazú.
Durante este tiempo y gracias al desarrollo de proyectos sustentables, elaborados por los pobladores, con ayuda de expertos, lograron tener en el lugar unas 800 cabezas de ganado, pertenecientes a la comunidad. Asimismo, como toda el área no es apta para el cultivo, trabajaron en la diversificación de rubros, por lo que tienen zonas dedicadas a piscicultura, apicultura, ganadería, reforestación con plantas de eucaliptos que luego venden.
Uno de los dirigentes de la colonia, Nelson Silguero, repudió la presencia de personas pudientes, que no son sujetas de la reforma agraria, dentro de las tierras por las que tantos años lucharon. Señaló que resulta inadmisible que esas familias ahora digan que sus hijos o ellas mismas tienen derecho a estas tierras. “Ninguno de ellos se ha quedado a vivir acá, no saben lo que es el sacrificio de sacar adelante a la familia, con el fruto de la tierra. Vienen los fines de semana a andar a caballo y descansar, eso no es ser sujeto de la reforma”, afirmó.
La mayoría de los pobladores de la colonia poseen huertas y cultivos de subsistencia tales como mandioca, maní, poroto, piña, entre otros, en cada hogar. En los lugares altos se realizan los cultivos, especialmente de caña dulce y pastura para los animales. Sin embargo, el rubro al que mayoritariamente se dedican los pobladores es la olería, por la gran cantidad de canteras de arcilla que hay en el lugar.
En ese sentido, otro dirigente, Asterio Giménez, señaló que diariamente se realizan unas 10 quemas en los hornos que tienen una capacidad de 10.000 hasta 30.000 ladrillos. Con esto sale del lugar un promedio de 200.000 ladrillos a un costo de G. 250 cada uno, lo que permite un ingreso aproximado de G. 50 millones en cada día de trabajo.