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Así como todos los meses anteriores, en lo que va del “nuevo rumbo” Petropar solo conoce de pérdidas en la venta de su principal combustible, el gasoíl común, tal como aconteció también en anteriores administraciones.
Antes de asumir el actual gobierno, el equipo de transición aseguraba que no iban a permitir que sigan registrándose pérdidas en la petrolera estatal, sin embargo esto jamás se cumplió.
Solo en mayo último, el ente petrolero sufrió pérdidas de G. 166 por cada litro despachado del gasoíl común, lo que entonces implicó un déficit mensual de G. 11.620 millones, lo que al cambio de entonces representó un déficit de US$ 2.582.000.
En tanto, en lo que va de este junio, Petropar sigue comercializando el carburante a pérdidas, ya que sufre un déficit de G. 205,75 por cada litro, por los aproximadamente 70.000.000 de litros que mensualmente vende. Esto representa una pérdida de G. 14.402.500.000, que al tipo de cambio actual, implica un déficit de US$ 3.214.843.
Hasta ahora no se han observado ejemplos concretos de austeridad en la petrolera estatal, a pesar de su calamitoso estado financiero, ya que a todo esto debe sumarse que la prolongada deuda que arrastra con Petróleos de Venezuela SA (PDVSA) siguen en sus mismo nivel, es decir, absolutamente nada pagaron. Esta mora orilla los US$ 300 millones y tampoco hasta ahora se observa ningún viso de solución.
Sin embargo, lo primero que realizaron las autoridades de la petrolera “del nuevo rumbo de Cartes” al asumir es la autoasignación de millonarios aumentos salariales. El ente desembolsó en diciembre último unos G. 4.122.415.282 a sus 844 funcionarios en concepto de “premio” o segundo aguinaldo, que representa el 80% de sus ya altas remuneraciones.
El propio titular de Petropar Fleming Raúl Duarte Ramos se autoasignó un total de G. 76.820.766 en concepto de su salario mensual de G. 34.655.985, más el primer aguinaldo de G. 14.439.993, que fue proporcional a los cinco meses que entonces tuvo al frente de la entidad, y los G. 27.724.788 que representan el 80% de su salario, al que denominó “premio”, segundo aguinaldo o bonificación.
No existe ninguna medida de austeridad sino de despilfarro, a lo que debe agregarse un montón de procesos amañados, pagados a mayores precios, lo que evidencia que no existe intención alguna por mejorar las finanzas de esta empresa que sigue desangrando al Estado.
Un año de pérdidas
Este mes se cumple un año de la pérdida consecutiva por la venta del gasoíl.
Todo esto acontece a pesar de que Petropar mantiene el monopolio de hecho en la venta de este combustible, ya que no tiene competencia en este rubro debido a que ninguna distribuidora puede incursionar en la venta de este carburante por el manejo político que le otorga el gobierno a este combustible, al venderlo por debajo de su costo en origen.