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Desde ayer, el Gobierno, a través de Petropar, aplicó una leve reducción en el precio del gasoil común, que mueve entre el 70% y el 80% del parque automotor nacional, en G. 200 por litro, de G. 5.290 a G. 5.090 (3,8%). La merma resulta insuficiente si consideramos el descenso que tiene el precio internacional del petróleo, que en los últimos seis meses perdió el 50% de su valor, desde junio de 2014.
La reducción local fue aplicada ayer desde muy temprano en las estaciones de servicio de diferentes sellos, según lo pudimos verificar, en tanto que otras gasolineras iban modificando sus máquinas expendedoras con el paso de las horas.
El titular de Petropar, Rómulo Alfredo Campos Krauer, que últimamente solo concede entrevistas a los medios oficiales, luego de publicaciones de nuestro diario sobre el despilfarro del dinero público que realiza en contrataciones millonarias de sus excompañeros de la Shell, refirió que las nuevas bajas que siguen registrándose en el petróleo podrían (¿o deberían?) ameritar nuevas revisiones del precio del diesel común.
Se jactó además porque atribuyó “como uno de sus logros” el hecho de que antes por G. 100.000 se cargaban solo 18 litros de gasoil común y ahora 20 litros.
Campos Krauer también utilizó la agencia IP Paraguay para anunciar la reducción del precio del gasoil común el sábado último, que en principio fue anunciado por el Gobierno para el 20 de este mes.
La principal importadora del gasoil común de nuestro mercado es Petropar, que provee a su vez a todos los emblemas mayoristas privados, principalmente por el monopolio de hecho que mantiene la estatal en el precio de venta al público de este combustible.
Históricamente, la tarifa del diésel común es fijada políticamente por cada gobierno, lo que impide que se transparenten realmente sus costos, además de los manejos prebendarios y de los numerosos hechos de corrupción que sacuden a esta entidad del Estado, lo que encarece su funcionamiento.
De acuerdo con estructuras de costos a las que accedimos y considerando la baja de los precios internacionales, la petrolera estatal debió reducir un mínimo de entre G. 500 y G. 600 por litro, pero solo redujo G. 200, justamente por sus precios políticos anteriores y los manejos poco claros, que son caldo de cultivo para la corrupción.