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De esta manera, originalmente, el 66% de la necesidad se cubría con la tarifa de potencia a 22,6 US$/kW-mes y el 34% restante se complementaba con el uso de la energía excedente a 5 US$/MWh. Por tanto, resulta incomprensible que en un solo año el monto pagado por la ANDE a Itaipú se haya incrementado más de 20% (en 2014) y desde el 2013 al 2016, el costo medio para el país aumentó en un 34%, perjudicando la rentabilidad de la estatal, que perdió unos US$ 132 millones, señala el técnico.
Quisieron tapar con el aumento tarifario
Lo más grave es que esta negligencia técnica de las autoridades de la ANDE se intentó corregir con el aumento de tarifas, lo cual también fue un error, sostiene Encina. “Ellos (las autoridades) esperaban que en el 2015 ya se apruebe el aumento de tarifas, pues eso iba a tapar la rentabilidad negativa y la mala contratación, pero la decisión del gobierno de no aprobarles el aumento les descolocó. Además, en el presupuesto de ANDE de 2015 ya sus autoridades pidieron aumento del rubro para compra de energía. Eso demuestra que fue algo previsto”, afirmó.
El especialista advirtió que todas estas decisiones tendrán directa incidencia sobre las políticas que nuestro país podría plantear con miras a las negociaciones del 2023, puesto que con el aumento de tarifas se frena el consumo –principalmente industrial– con lo que se seguirá cediendo energía a Brasil, por más tiempo y cantidad. “Inaugurar subestaciones no evitará que haya cortes”, afirmó Encina, sobre todo teniendo en cuenta la baja ejecución presupuestaria que tiene actualmente la ANDE en el segmento de distribución.