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Los mallones tenían el orificio de no más de 6 centímetros de diagonal (mucho más chico que el de una red de vóley). La medida permitida es de 12 centímetros y más, conforme dijo el fiscal Casaccia.
Más de 15 lugares marcados con flotadores y palos fueron revisados y en todos ellos había redes de espera, por los que chocan los peces y quedan atrapados.
Durante el levantamiento de las redes, aparecieron más de 100 peces atorados, que fueron liberados y devueltos al agua por el fiscal.
El año pasado, la Fiscalía del Ambiente aplicó sanciones a los que cometieron delito ecológico y entre las medidas punitivas estuvo sembrar alevines (peces recién nacidos) en el lago. Fueron arrojados 5.000 alevines de corvinas y de otras especies, dijo Casaccia.
Estas corvinas están en crecimiento y es por ello la pesca masiva e irracional que realizan los pescadores, sin contar aún con la medida reglamentaria de los peces.
No solo corvinas aparecieron en las redes. También hubo gran cantidad de solalinde (especie muy codiciada por los pescadores), salmón, mandii, vieja (guainguingue), pirane y hasta rayas, todas ingresadas al lago a través del río Salado.
"El año pasado hubo una intervención similar y fueron decomisados mallones sin medidas permitidas, en misma o más cantidad que ahora. No se puede solucionar el problema si tenemos que venir periódicamente a revisar el lago. Las autoridades locales deben ayudar", dijo el fiscal del Ambiente.
Entre las instituciones que deben intervenir localmente están las municipalidades de Ypacaraí, Areguá, San Bernardino, que son las más beneficiadas si el lago se puebla de peces, según el representante del Ministerio Público. Casaccia espera que la Secretaría del Ambiente (Seam) y el Consejo Nacional del Ambiente (Conam) intervengan también para lograr la protección de la fauna íctica en crecimiento contra pescadores inadaptados y contra la contaminación industrial y cloacal.