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En otras palabras, recurriendo al ejemplo del Ing. Romero, de cada 100 que trae la ANDE de nuestras fuentes de generación, pierde o si quiere hasta alcanzar al consumidor final (la carga) pierde 25,3.
Obviamente, los 100 que paga la empresa eléctrica estatal incluye a las generadoras el valor de la energía que luego, en el dilatado proceso de la transmisión y distribución se volatiliza, se esfuma, en definitiva, por diferentes, razones, gran parte por la ineficiencia, se desperdicia..., la energía, pero no la factura de las generadoras.
No es el único componente oculto
Añadamos, de paso, que el factor pérdidas no es el único componente el que el Ing. Romero optó por “olvidar” en la charla que tuvo la última semana en la entrevista con el colega.
En efecto, hay otros, tal vez menos relevantes, pero que ningún cliente de la ANDE debe ignorar. Apuntemos la morosidad de las instituciones públicas con la empresa eléctrica en la atención de sus facturas, el manejo cuasisecreto de la paridad dólar/guaraní, los subsidios, incluso a sus compradores de las provincias argentinas limítrofes con nuestro país, el robo (de cables por ejemplo, recientemente denunciado y probado), las compras de artefactos inservibles (caso de los medidores españoles), etc.
Pérdidas en distribución y transmisión
Según la conferencia que dictó el Ing. Juan José Encina, secretario de la Asociación de Ingenieros del Sector Eléctrico (Aisep), en el marco de la reciente exposición de Instalaciones Eléctricas del Paraguay (EIEP-16), en nivel de pérdidas de energía de la ANDE en 2015 alcanzó el 25,3%.
De este total, 19,1% se registró a las redes de distribución de la empresa eléctrica y 6,2% en las líneas de transmisión.
Si tomamos un periodo de estudio concluiremos que las pérdidas en transmisión han sido una constante en la historia de la empresa eléctrica. En efecto, según la exposición del Ing. Encina, en 2011 el porcentaje de pérdida ascendía al 31,1%, del que a distribución correspondía el 23,3% y a transmisión el 7,6%.
En 2012, el panorama era incluso peor, el nivel de pérdidas estuvo en el 31,7%, de los cuales el 25,32% se desperdiciaba en el área de distribución del sistema y 6,5 en las líneas de transmisión.
En el 2013 se observó una mejoría del 4,20% con relación a los índices de 2011, porque las pérdidas se redujeron al 26,9%.
En 2014 hubo otra pequeña reducción del nivel de pérdidas, a 25,3%; 19,2% en distribución y 6,1% en el área de transmisión.
Por consiguiente, entre el 2011 y el 2015, la ANDE pudo reducir sus pérdidas solo en 5,8%, 4,4% en distribución y 1,40 en transmisión.