Paraguay, un país sin objetivos geopolíticos

A fines de noviembre está previsto iniciar los trabajos preparatorios para enripiar el camino Tartagal - Misión La Paz, comunidad indígena situada en la cabecera del puente sobre el Pilcomayo. El ripio será donado a la provincia de Salta por Bolivia, luego de nueve años de espera que Paraguay acepte la misma propuesta. Sin duda alguna, Paraguay es el país del revés.

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El encuentro de Zicosur (Zona de Integración del Centro Oeste Suramericano) realizado en setiembre último, en Tucumán (Argentina), fue punto de encuentro de gobernadores de la región.

Entre los participantes se encontraban autoridades de la provincia de Salta (Argentina) y el departamento de Tarija (Bolivia).

El gobernador salteño Juan Carlos Romero no perdió la oportunidad para negociar con sus pares de Tarija la donación de ripio, que inicialmente los bolivianos ofrecieron a Paraguay para enripiar el tramo Infante Rivarola - Mcal. Estigarribia.

Bolivia, desde 1994, estaba esperando una respuesta positiva de nuestras autoridades. Pasaron nueve años y, bueno, finalmente Salta salió beneficiada con la donación del vecino país.

Desde Salta nos confirmaron telefónicamente que a fines de noviembre comenzarán los trabajos de preparación para el enripiado del tramo caminero Tartagal - Misión La Paz, que tiene una extensión de 173 kilómetros, de los cuales 53 tienen carpeta asfáltica y 40 es enripiado.

El ripio que entregará Tarija será utilizado en enripiar 115 kilómetros restantes, para llegar hasta la misma cabecera del puente sobre el Pilcomayo. Del sector mencionado 90 kilómetros se encuentran compactadas, pero no así los últimos 25 kilómetros que permiten llegar hasta la misma ribera del Pilcomayo.

Las autoridades salteñas consideran un tramo único a Mcal. Estigarribia - Tartagal, con la intención de llegar en una primera etapa a las colonias menonitas, para la adquisición de productos alimenticios y posteriormente captar el tráfico brasileño con dirección a los puertos chilenos del Pacífico.

A la par que buscan extenderse con dirección al Chaco paraguayo, los salteños formaron una alianza estratégica con la provincia vecina de Jujuy. El objetivo es llegar en el menor plazo posible a Chile, a través de Paso Jama. De hecho, la construcción del asfaltado se encuentra bastante avanzada, a tal punto que ya concluyeron los 100 kilómetros más difíciles del trayecto que sube a la cordillera de los Andes; quedan por delante otros 100 kilómetros, pero sin las dificultades que plantea trabajar en la altura.

Como se podrá ver, Paraguay es el furgón de cola en el proceso de integración regional. Nuestro país carece de una visión geopolítica en materia de infraestructura vial.

La dirigencia política del país ni siquiera es capaz de determinar una red vial adecuada a consolidar nuestros intereses nacionales.

Al contrario, las empresas constructoras viales son las que determinan tramos y trazados, en función a intereses económicos particulares.

Una prueba más de la marcada injerencia de las empresas viales en el Ministerio de Obras Públicas y Comunicaciones (MOPC) es la decisión de llevar la ruta Transchaco hasta La Patria, con dirección a Infante Rivarola. Este camino es más largo, por lo tanto más costoso para el país, con el agregado de que nos aleja de los caminos que conducen a Chile.

En marzo del año próximo el gobierno de Chile inaugura el mega puerto de Mejillones, que será el punto de partida para productos de la región con destino a Asia. El proyecto Mejillones nació hace 10 años y ahora está llegando a su fin. Paraguay, de contramano a la integración regional, conduce su camino asfaltado exclusivamente a Bolivia. Por esta obra el Estado pagará 200 millones de dólares, que es una suma escandalosa para el asfaltado de un camino donde las obras de artes y el movimiento de suelo se reducen al mínimo.

En la infografía que incluimos en nuestra página se puede ver la obra desechada por sucesivas administraciones gubernamentales de nuestro país: la Picada 500, que al llegar a Cruce Don Silvio se abre en dos ramales, que conducen a las fronteras con Argentina y Bolivia. Una sola obra y tenemos acceso a dos países, cuyas regiones fronterizas constituyen mercados complementarios para nuestros productos.

¿Cómo es posible que la región siga a pasos acelerados el proceso de integración y en Paraguay no somos capaces de terminar un simple asfaltado? Esta pregunta tiene explicación en el sobrecosto. En Chile, un kilómetro de ruta asfaltada nada menos que en el montaña cuesta 214 mil dólares. En Paraguay, un kilómetro en el Chaco puede llegar a costar 800 mil dólares. Corrupción es el trasfondo.

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