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Ramírez explicó que el tema de la deuda se está manejando bien desde el punto de vista financiero, pero a pesar de esto continúa siendo una pesada carga para el erario, porque los ingresos tributarios no repuntan y el servicio de la deuda aumenta.
El analista expresó que anteriormente el problema mayor era que estos fondos provenientes de los bonos no se usaban, pero que actualmente –según reporte del Ministerio de Hacienda– se están transfiriendo a las instituciones públicas y se están utilizando.
Ahora, señaló, se debe poner énfasis en el buen uso de los recursos, de manera eficiente y oportuna, para que la inversión planificada tenga el retorno esperado, genere el dinamismo económico que se pretendía y esto se traduzca en el futuro en un incremento de los ingresos tributarios, de forma tal que el Estado pueda hacer frente al servicio de la deuda.
Ramírez puntualizó que Paraguay está en el límite del endeudamiento, por lo que no se debería endeudar más en esta coyuntura económica, en donde se prevé un crecimiento económico moderado y con una perspectiva de que esto no va a cambiar en los próximos años. “Hay que ser prudentes en endeudarse”, indicó.
Enfatizó que hay que ser prudentes porque el país no solo tiene deudas por la emisión de bonos locales o soberanos, sino también por los préstamos obtenidos de organismos financieros internacionales, como Banco Mundial, el BID y otros.
Afirmó que los compromisos con organismos financieros son más manejables en caso de que se tenga dificultades para el pago, porque los entes tienen una visión más de desarrollo y esto podría llevar a que el costo sea menor. En contrapartida, una eventual renegociación de la deuda en bonos es más complicada y puede generar mayores costos para el país.
Con respecto al argumento utilizado por el ministro de Hacienda, Santiago Peña, de que la deuda equivale al 20% del PIB y que el tope razonable es 40% según el FMI, Ramírez expresó que este indicador es muy relativo porque se debe tener en cuenta la capacidad de pago de cada país. “Paraguay tiene una deuda baja, pero también una baja presión tributaria”, refirió.
Explicó que en la medida que aumentan las cuotas de la deuda y no crecen los ingresos, llegará el momento en que esto impactará en los gastos sociales, porque salarios no se podrán reducir. “Significa que tenés que gastar más para pagar la deuda y menos para comprar medicamentos, contratar médicos y otros”, advirtió el analista de Cadep.
El primer pago en seis años
El primer vencimiento de la deuda en bonos soberanos se producirá en poco más de seis años, en el año 2023, y el Estado deberá pagar un total de US$ 780 millones a los tenedores de bonos (corresponde a la primera emisión realizada en 2013, por US$ 500 millones y otros US$ 280 millones colocados en 2015, como reapertura de la primera). Tres años después, en 2026, vence la emisión efectuada este año por US$ 600 millones y luego, en 2044, se deberán pagar los US$ 1.000 millones emitidos en 2014.
El analista Julio Ramírez señaló que de acuerdo a la coyuntura, hay que ir pensando cómo se cubrirán, pagando toda la deuda o refinanciando con una nueva emisión.