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El aprovechamiento hidroeléctrico Itaipú es paraguayo en un 50%. Sentado este incontrovertible principio, recordamos, a propios y extraños, que reclamar para nuestro país los beneficios inherentes a su condición de socio paritario en la binacional no es una labor "agorera", sino patriótica. No queremos solo tres veces más, sino lo que por derecho nos corresponde.
En la lucha por la recuperación de los derechos paraguayos en Itaipú (compensación por los abusos del pasado, libre disponibilidad de nuestra energía, precio justo, etc.) las consignas electoraleras como "En 13 años Paraguay recibirá por compensación tres veces más que en los últimos años" no tienen cabida.
Lo correcto, especialmente para los paraguayos que aún tienen encendido en el corazón el fuego sagrado del patriotismo, es la recuperación plena e integral del patrimonio nacional en Itaipú.
Discutir si el monto anual de nuestra compensación, el precio que nos impone el Gobierno brasileño por nuestra energía, es US$ 360 millones por año o US$ 300 millones, es irrelevante.
No queremos perder el tiempo cotejando los 4 puntos que consiguió el dictador Alfredo Stroessner como factor multiplicador, el 1,1 que le adicionó Nicanor Duarte Frutos, tampoco los 10,2 añadidos por Fernando Lugo.
Buscamos explicaciones convincentes de por qué razón lo conseguido, inclusive la Nota Reversal Nº 4 del 1 de setiembre de 2009, no es siquiera el pálido reflejo del pliego de seis puntos que había entregado este Gobierno a Marco Aurelio García, enviado especial a Asunción del entonces presidente brasileño, Luis Inácio Lula da Silva, en agosto de 2008.
¿Qué pasó con el primer punto: libre disponibilidad de nuestra energía, o con el segundo: precio justo, o con el tercero: revisión de la deuda?
El único cambio perceptible para el común de la gente es la triplicación del factor multiplicador de la fórmula de cálculo de la compensación paraguaya en Itaipú, que de 5,1 subió a 15,3.
En otras palabras, la cantidad de energía que aprovecha Brasil de nuestro excedente en Itaipú deberá multiplicarse por el resultado de la multiplicación de US$ 300 x 15,3.
Recordemos que US$ 300 es la compensación inicial que nos concedieron nuestros socios por cada millón de kilovatios hora que les cedamos y 15,3 el nuevo factor multiplicador vigente desde el 14 de mayo pasado.
En palabras más sencillas, si en el 2010 nos pagaron US$ 104,5 millones, multiplicada por 3 es 313,5 millones.
Claro, resta el factor de ajuste, que no debe utilizarse para engañar. La fórmula que figura en la DM/T/R Nº 3 del 28 de enero de 1986 es solo eso: un factor de ajuste o de indexación, para mantener el "valor real" del dólar. Si este índice es mayor, sencillamente es porque la inflación, en este caso norteamericana, fue mayor.
A ningún obrero se le ocurriría decir que el 10% que le dieron recientemente fue un aumento de sus beneficios, sino apenas una tímida devolución de la capacidad de compra de su salario.
El resto sigue exactamente igual, la energía paraguaya sigue fluyendo al Brasil por un poco más de US$ 40/MWh, la deuda de Itaipú sigue intocable, etc.
En la lucha por la recuperación de los derechos paraguayos en Itaipú (compensación por los abusos del pasado, libre disponibilidad de nuestra energía, precio justo, etc.) las consignas electoraleras como "En 13 años Paraguay recibirá por compensación tres veces más que en los últimos años" no tienen cabida.
Lo correcto, especialmente para los paraguayos que aún tienen encendido en el corazón el fuego sagrado del patriotismo, es la recuperación plena e integral del patrimonio nacional en Itaipú.
Discutir si el monto anual de nuestra compensación, el precio que nos impone el Gobierno brasileño por nuestra energía, es US$ 360 millones por año o US$ 300 millones, es irrelevante.
No queremos perder el tiempo cotejando los 4 puntos que consiguió el dictador Alfredo Stroessner como factor multiplicador, el 1,1 que le adicionó Nicanor Duarte Frutos, tampoco los 10,2 añadidos por Fernando Lugo.
Buscamos explicaciones convincentes de por qué razón lo conseguido, inclusive la Nota Reversal Nº 4 del 1 de setiembre de 2009, no es siquiera el pálido reflejo del pliego de seis puntos que había entregado este Gobierno a Marco Aurelio García, enviado especial a Asunción del entonces presidente brasileño, Luis Inácio Lula da Silva, en agosto de 2008.
¿Qué pasó con el primer punto: libre disponibilidad de nuestra energía, o con el segundo: precio justo, o con el tercero: revisión de la deuda?
El único cambio perceptible para el común de la gente es la triplicación del factor multiplicador de la fórmula de cálculo de la compensación paraguaya en Itaipú, que de 5,1 subió a 15,3.
En otras palabras, la cantidad de energía que aprovecha Brasil de nuestro excedente en Itaipú deberá multiplicarse por el resultado de la multiplicación de US$ 300 x 15,3.
Recordemos que US$ 300 es la compensación inicial que nos concedieron nuestros socios por cada millón de kilovatios hora que les cedamos y 15,3 el nuevo factor multiplicador vigente desde el 14 de mayo pasado.
En palabras más sencillas, si en el 2010 nos pagaron US$ 104,5 millones, multiplicada por 3 es 313,5 millones.
Claro, resta el factor de ajuste, que no debe utilizarse para engañar. La fórmula que figura en la DM/T/R Nº 3 del 28 de enero de 1986 es solo eso: un factor de ajuste o de indexación, para mantener el "valor real" del dólar. Si este índice es mayor, sencillamente es porque la inflación, en este caso norteamericana, fue mayor.
A ningún obrero se le ocurriría decir que el 10% que le dieron recientemente fue un aumento de sus beneficios, sino apenas una tímida devolución de la capacidad de compra de su salario.
El resto sigue exactamente igual, la energía paraguaya sigue fluyendo al Brasil por un poco más de US$ 40/MWh, la deuda de Itaipú sigue intocable, etc.