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En ese marco, en el mes de marzo de este año, se realizó en Asunción la primera reunión preparatoria regional de los países en desarrollo sin litoral marítimo, que sería previa a la gran reunión ministerial que se efectuó luego en el mes de agosto en Almaty, Kazajistán.
La reunión de Asunción contó con el apoyo técnico de la CEPAL (Comisión Económica para América Latina y el Caribe), la que aportó datos importantes, alarmantes si se quiere calificarlos, de las diferencias de costo en los fletes que deben pagar los países sin litoral para llegar al mar, que en algunos casos llegan hasta el 40 por ciento del precio final de las mercancías.
En la reunión de Almaty hubo una discusión franca y abierta con los países denominados de tránsito, por los que necesariamente tienen que pasar las mercaderías para tener acceso al mar.
Hubo y hay total coincidencia entre los países sin litoral sobre sus necesidades y reclamos. Sin embargo, no se encontró una respuesta favorable y solidaria de los países "en tránsito", ya que estos quisieron también acogerse a los beneficios que pedían los sin litoral, sin que hubiera una razón valedera para sostener esta posición.
Entre ellos quizá el que tuvo una postura más fuerte fue Irán, paso obligado de varios países sin litoral que quedaron como fruto de la desintegración de la Unión Soviética.
La reunión terminó sin los consensos necesarios para conseguir los objetivos perseguidos, entre los cuales pueden mencionarse la consecución de créditos más blandos de los organismos internacionales, apoyo técnico y sobre todo la facilitación del comercio.
En este momento estamos ante una situación en la que se evidencia cuán importante hubiera sido llegar a estos acuerdos. Si bien existen otros convenios y tratados en nuestra región que están vigentes, muchas veces no son cumplidos, por lo que la presencia de Naciones Unidas es una mayor garantía, sobre todo para los países más pequeños, cuya fuerza reside precisamente en la multilateralidad que respalda sus posiciones.
En estos días, camiones con carga destinada al Paraguay están siendo retenidos y sometidos a revisión en un país vecino, en contradicción a todos los acuerdos vigentes. Si existen, como se alega, irregularidades en las cargas, son las autoridades aduaneras y portuarias paraguayas las que están encargadas de detectarlas y sancionar a los eventuales responsables. Pero un país en tránsito no puede arrogarse el derecho de hacerlo, salvo que dicha carga pueda ser desviada e introducida en ese país, lo cual sería simplemente contrabando.
En otro caso, en otro país vecino, aduciendo razones fitosanitarias, se ha impedido el tránsito de camiones cargados con soja destinada a ultramar, también en contravención a los acuerdos vigentes.
Si somos países socios dentro de un emprendimiento común mayor, no deben perderse de vista las perspectivas y los grandes objetivos de este. Con las actitudes que enumeramos, solamente creamos en nuestros pueblos, una vez más, el desencanto sobre la idea central de la integración.
Esperamos que la sensatez prime y estos hechos no vuelvan a repetirse. O Mercosur existe o es una simple ilusión.
José Antonio Moreno Ruffinelli
La reunión de Asunción contó con el apoyo técnico de la CEPAL (Comisión Económica para América Latina y el Caribe), la que aportó datos importantes, alarmantes si se quiere calificarlos, de las diferencias de costo en los fletes que deben pagar los países sin litoral para llegar al mar, que en algunos casos llegan hasta el 40 por ciento del precio final de las mercancías.
En la reunión de Almaty hubo una discusión franca y abierta con los países denominados de tránsito, por los que necesariamente tienen que pasar las mercaderías para tener acceso al mar.
Hubo y hay total coincidencia entre los países sin litoral sobre sus necesidades y reclamos. Sin embargo, no se encontró una respuesta favorable y solidaria de los países "en tránsito", ya que estos quisieron también acogerse a los beneficios que pedían los sin litoral, sin que hubiera una razón valedera para sostener esta posición.
Entre ellos quizá el que tuvo una postura más fuerte fue Irán, paso obligado de varios países sin litoral que quedaron como fruto de la desintegración de la Unión Soviética.
La reunión terminó sin los consensos necesarios para conseguir los objetivos perseguidos, entre los cuales pueden mencionarse la consecución de créditos más blandos de los organismos internacionales, apoyo técnico y sobre todo la facilitación del comercio.
En este momento estamos ante una situación en la que se evidencia cuán importante hubiera sido llegar a estos acuerdos. Si bien existen otros convenios y tratados en nuestra región que están vigentes, muchas veces no son cumplidos, por lo que la presencia de Naciones Unidas es una mayor garantía, sobre todo para los países más pequeños, cuya fuerza reside precisamente en la multilateralidad que respalda sus posiciones.
En estos días, camiones con carga destinada al Paraguay están siendo retenidos y sometidos a revisión en un país vecino, en contradicción a todos los acuerdos vigentes. Si existen, como se alega, irregularidades en las cargas, son las autoridades aduaneras y portuarias paraguayas las que están encargadas de detectarlas y sancionar a los eventuales responsables. Pero un país en tránsito no puede arrogarse el derecho de hacerlo, salvo que dicha carga pueda ser desviada e introducida en ese país, lo cual sería simplemente contrabando.
En otro caso, en otro país vecino, aduciendo razones fitosanitarias, se ha impedido el tránsito de camiones cargados con soja destinada a ultramar, también en contravención a los acuerdos vigentes.
Si somos países socios dentro de un emprendimiento común mayor, no deben perderse de vista las perspectivas y los grandes objetivos de este. Con las actitudes que enumeramos, solamente creamos en nuestros pueblos, una vez más, el desencanto sobre la idea central de la integración.
Esperamos que la sensatez prime y estos hechos no vuelvan a repetirse. O Mercosur existe o es una simple ilusión.
José Antonio Moreno Ruffinelli