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Los datos manejados en la cartera fiscal dan cuenta de que solo en estos conceptos el monto asciende a más de 266,3 millones de dólares, en una coyuntura fiscal actual no muy favorable por la baja recaudación y los elevados gastos presupuestados.
La primera cuota de interés por los bonos soberanos superan los 11,5 millones de dólares, de este monto, Hacienda asume poco más de 6,9 millones y la ANDE, 4,6 millones.
Estos bonos fueron colocados en enero por valor de 500 millones de dólares, fondos que (tras el pago de comisión y gastos operativos) están depositados en una cuenta del BCP sin uso.
Los mismos fueron colocados en el mercado internacional, a una tasa de 4,625% y a diez años de plazo (vencimiento del principal en 2023).
Los denominados “bonos chinos”, que son bonos del Tesoro por valor de 400 millones de dólares vendidos a bancos de Taiwán en 1999, también tienen vencimientos semestrales y la última cuota pagada en enero representó 14,5 millones de dólares. De acuerdo a los datos de Hacienda, el saldo de esta deuda es de 167,7 millones de dólares a ser cancelado en julio de 2019.
En lo que respecta al adelanto de corto plazo del BCP, el monto de la línea es 1,6 billones de guaraníes (384,6 millones), de los cuales ya se utilizaron en los primeros tres meses del año 1 billón 250.000 millones (US$ 300,4 millones), según informe del sector privado. En Hacienda en forma extraoficial indican que el monto utilizado asciende a 1 billón de guaraníes (US$ 240,3 millones).
El compromiso del ministro de Hacienda, Manuel Ferreira Brusquetti, es que este adelanto será devuelto íntegramente en julio, antes de que asuma el nuevo gobierno que saldrá electo de los comicios del próximo domingo.
El adelanto de corto plazo es un mecanismo constitucional que permite al Estado obtener préstamos del BCP para hacer frente a compromisos urgentes que surjan en el sector público. Hacienda está facultada a solicitar hasta el 10% de los ingresos tributarios presupuestados, pero deberán ser devueltos antes de que finalice el ejercicio.
A todo estos compromisos se le agrega los pagos normales de la deuda con organismos financieros, así como los gastos en materia de salarios, jubilaciones y todo lo que hace al funcionamiento del Estado, por lo que el panorama no es muy alentador.