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Con menor optimismo, el viernes último, el presidente de la ANDE, Ing. Pedro Ferreira, según la publicación de ABC del sábado 2, admitía que la crisis está lejos de solucionarse.
Esta suerte de empantanamiento de las relaciones entre las dos empresas, partes constitutivas del Tratado de Itaipú (Art. III, Parág. 1°), tiene su origen en la contratación de potencia en Itaipú “en el ajuste de los procedimientos y también en el retorno “a un contrato anual”, tal como explicaba a los periodistas Ferreira el viernes pasado.
Antes, la contratación con la binacional se hacía mediante “un acta provisoria”, que se redactaba “el mes siguiente de realizado los consumos”, añadió el presidente de la estatal.
“Eletrobras tiene muchas quejas respecto a lo acontecido en junio, julio y setiembre del año pasado y, de alguna manera, quiere que se vea la forma de que tengamos contratos”, añadía.
¿Qué decisión de la ANDE irritó a nuestro poderoso socio en esos meses? Según Ferreira, “no recibió toda la energía garantizada, que en los meses posteriores se le devolvió, pero no está de acuerdo con esa situación”.
Recordemos asimismo que el 22 de febrero último la ANDE y Eletrobras acordaron un plazo de 90 días para negociar un acuerdo, y que esta semana realizarán la primera reunión ya en el marco del plazo en cuestión.
Los medios del vecino país apuntan que el nuevo director general brasileño de Itaipú “reconoció que el modelo actual permite que los paraguayos paguen menos por la energía que los brasileños”. Añaden que en 2018 “los paraguayos pagaron, en promedio, US$ 24/MWh, mientras que los brasileños gastaron US$ 38/MWh”.
Debe reiterarse, empero, que la tarifa a la cual se refieren las publicaciones del vecino país es el producto de la combinación de dos tipos de tarifas en Itaipú: la de la energía garantizada, que por decisiones internas de Itaipú ronda los 75 millones de MWh, y la superior o adicional a la garantizada, que es la diferencia entre esta cantidad y el total que produce Itaipú en un año. La primera es el “costo del servicio de electricidad de Itaipú”, tal como le establece el Anexo C, y la segunda, sobre cuya vigencia hay serios debates, ronda los US$ 5/MWh.
Entonces el monto final de la tarifa paraguaya o brasileña depende de la cantidad de energía que se contrate, por ejemplo, en 2017, la que correspondió a nuestro país fue de US$ 28,3/MWh y al Brasil, 35,65.
De los 21.586.000 MWh de energía adicional, Brasil aprovechó 17.851.000 (82,8%) y Paraguay apenas, 3.745.000 (17,3%), la mayor en varios años, pero como su contratación de la garantizada también considerablemente menor, es lógico que el promedio resultante sea más bajo.
Brasil utilizó el 82,7% de la energía barata
En un despacho de Anne Warth para Estadao, desde Foz de Yguazú, sostiene que nuestro país “se apropió de todo el volumen excedente y también de parte de la electricidad a la que Brasil Tiene derecho”. Según los registros oficiales la realidad es muy diferente. En efecto, en 2018 la llamada energía superior a la garantizada fue 21.586.000 MWh. De esta cantidad, que alguna vez debe ser objeto de una meticulosa auditoría, en 2018 la ANDE utilizó 3.745.000 MWh, o sea el 17,3%, superior por cierto a los 2.382.000 MWh que trajo en 2017, pero lejos del que succionó el sistema brasileño, 17.841.000 MWh (82,7%) De la generación total retiró la ANDE el 15,6% y 84,4% Brasil.