Nuevas bondades del muy útil mbokaja

Recientes estudios que se han hecho demuestran que el aceite comestible del popular coco paraguayo (Acrocomia totai Mart), además de las múltiples utilidades conocidas, ofrece nuevas y codiciadas propiedades para la salud. El desafío es impulsar su cultivo, ya que es una planta muy difundida en todo el territorio en forma silvestre, pero va desapareciendo, por lo que las industrias se van quedando sin materia prima.

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Nuevos estudios de varios laboratorios especializados en el mundo han demostrado que los ácidos grasos que posee el aceite comestible de coco paraguayo son similares a los del coco nucífera (“brasilero”), que propician la formación y renovación de las células del cuerpo, por lo que su consumo ayuda a evitar enfermedades.

Según los datos, el consumo de dicho aceite ayuda a reducir los niveles de colesterol, favorece la pérdida de peso y disminuye la aparición temprana de arrugas en la piel.

“Estos beneficios se deben a la gran cantidad y diversidad de componentes beneficiosos como el ácido láurico y otros, que tienen propiedades antibacteriales, antioxidantes y fungicidas, entre otras.

Todas las partes de la planta

Sobre las múltiples utilidades del mbokaja, el Ing. Eduardo Bohn, de Agroenergías SRL, citó la alimentación animal, con el fruto completo, entero o molido finamente. A su vez, el mesocarpio o pulpa, que es rico en betacaroteno, se utiliza para consumo humano en forma fresca o como harina, helados, mermeladas, licor. Dicha parte del fruto también se emplea en alimentación animal.

Añadió que el endocarpio o almendra del mbokaja sirve para consumo humano directo o rallado con otras harinas: Igualmente sirve para alimentación animal.

A su vez, sus raíces se emplean en la medicina natural, su infusión sirve como hipotensor. Sus flores se emplean como típica decoración navideña.

Mientras que sus hojas frescas se aprovechan como forraje en la alimentación animal en invierno; sus fibras sirven para confección de sogas.

El cogollo del tronco puede ser aprovechado para el consumo humano en forma hervida, así como para la extracción de harina. El tronco sirve a su vez como material para construcciones rurales rudimentarias. El mbokaja ofrece también materia prima para energía, acotó.

También consultamos al Ing. Carlos Loup, quien enfatizó que el mbokaja puede ser utilizado como una herramienta barata para combatir la pobreza y el hambre en el campo, porque sin inversiones, solo con trabajo, el campesino puede desarrollar una hectárea con 500 plantas (5 m x 5 m), que desde el sexto año le generará más de US$ 1.000 por zafra, utilizando solo la mano de obra familiar.

Mencionó que en el país existen unas 10 industrias aceiteras que utilizan el fruto del coco como materia prima fundamental y están trabajando, en general, en solo 12% de la capacidad instalada, porque se proveen fundamentalmente de sacrificadas recolecciones al pie de plantas silvestres. Falta impulsar la reforestación con el mbokaja.

También conversamos con el Ing. Carlos Zárate, de la industria Proin. Dijo que desarrollaron un aceite comestible orgánico de coco, que ya fue testeado por renombrados chef que participaron en la reciente Feria Paladar. Anunció que también están desarrollando otros subproductos como leche de coco, harina de la almendra, etc. Zárate, al igual que Loup y otros, reclaman del Gobierno programas para impulsar su cultivo racional.

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