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“No es una obra inédita, porque fue y sigue siendo utilizada una técnica similar en muchas hidroeléctricas de diferentes partes del mundo y no se rompe la presa, porque lo que está previsto es la remoción de una parte de la presa, pero recién una vez que se termine de construir la central Aña Cua y con todas las medidas que aseguren la estanqueidad, estabilidad y seguridad del proyecto en general”, especificaba.
Segovia, hacia esta precisión a los asesores técnicos del actual director paraguayo de la EBY, Nicanor Duarte Frutos, quien en una reciente entrevista con ABC TV, sostenía que la obra en cuestión será inédita en material de hidroeléctricas porque para su construcción “se rompe la presa”, o sea una parte de la actual represa de Yacyretá.
Añadía, ya de cara a los lectores de ABC, que “se remueve la parte de la presa (aproximadamente 200 metros), que ejercerá la función de ataguía de protección del recinto de trabajo de la centralita hacia aguas arriba, para protegerla del embalse.
“No se rompe la presa” (en hidroeléctricas no conviene usar esos términos porque son sinónimos de fallas en la presa) y lo que realmente se ejecuta es una remoción ordenada y segura con máquinas de la parte de la Presa que ya no será necesaria”.
La rigurosidad planteada por el Ing. Segovia, obedecía tal vez al momento muy especial que atraviesa la población del área que influencia Yacyretá e Itaipú, luego de la trágica rotura de un dique de contención de desechos de minas en Brumadinho, Brasil”.