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Al pintar las posibilidades del sector estatal de acudir en apoyo de la clase media sin vivienda propia, la ministra Núñez señaló que en las actuales condiciones “lo más importante es poder reducir los precios de venta de las viviendas, porque si seguimos teniendo costos tan elevados (como los que actualmente están disponibles en el mercado), esto nunca va a ser asequible para la población”.
Agregó que una de las cosas que están haciendo es trabajar con el Banco Nacional de Fomento (BNF) para evaluar la posibilidad de reducir las tasas y ampliar el plazo máximo del crédito para el sector, por ejemplo, de 20 a 30 años.
Pero no es solo eso, según la ministra, pues “para poder bajar los precios de venta hay que apostar también a la tecnología, a un mejor diseño y evaluación técnica de los constructores, de los desarrolladores inmobiliarios que están ofertando esto en el mercado”, fuera de lo que puede proyectar el Estado.
Consultada acerca de los planes que tienen para la clase media trabajadora, la ministra dijo que el proyecto emblemático es el complejo habitacional de Mariano Roque Alonso. “Son 3.000 soluciones para el sector de ingreso medio, donde cambiamos el modelo de gestión. El Estado entra con el suelo a bajo costo; a través de un esquema de fideicomiso se logra traer capital privado para desarrollar viviendas económicas y asequibles a precios de venta que puedan garantizar que una familia pueda comprar una casa o un departamento”, explicó.
Por ahora esto es solo un plan más, pero, según Núñez, una vez que se invierta en infraestructura dentro del terreno se estaría llevando a cabo la licitación de los macrolotes para captar el interés del sector privado y atraer el capital para invertir allí.
Sobre el tema del acceso de la clase media a viviendas propias, el Arq. Víctor González Acosta, reconocido empresario del sector, admitió hace unos días en entrevista con ABC Digital que el mercado (a nivel de emprendimientos privados) aún no ha podido ofrecer unidades para el segmento medio. Coincidió en que no hay un sistema de crédito a largo plazo y tasas accesibles (hoy están alrededor del 12%), por lo que la gente termina optando por el alquiler.