Migraciones pone otro freno al paso fronterizo, se quejan en Encarnación

Esta vez, la traba es de la Dirección General de Migraciones (DGM) de nuestro país. Y en el momento menos apropiado, pues el flujo de argentinos a esta ciudad cayó en alrededor del 50 por ciento y las ventas entre el 60 y 80 por ciento, después de las penurias de argentinos por las kilométricas colas de Semana Santa.

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ENCARNACIÓN (José Miguel González, de nuestra redacción regional). Desde el martes de la semana pasada, los pasajeros de los ómnibus que cruzan la frontera entre Encarnación y Posadas, Argentina, ahora deben bajar con sus bolsos en la cabecera paraguaya, hacer una fila, pasar por las casillas de la Dirección de Migraciones y subir de nuevo a los vehículos un trecho más adelante. Es decir, los compradores deben bajarse cuatro veces del bus, dos veces al ingresar al país e igual cantidad al retornar al lado argentino.

Ayer, la queja de los usuarios de buses fue generalizada, más aún de personas de la tercera edad y mujeres, que además de bolsos, trasladan a hijos en brazos. Anteriormente los funcionarios de la DGM subían a los buses y a los extranjeros solicitaban el comprobante de ingreso, los pasajeros no tenían que descender.

“Es incómodo e injusto. Está visto que aquí siguen las instrucciones de los porteños; en vez de reclamar que Argentina cumpla el acuerdo del Mercosur y que el control migratorio unificado sea en Posadas, ahora hacen padecer a la gente aquí. Yo voy a pensar dos veces para volver a comprar en Encarnación”, exclamó indignada la posadeña Amanda Klinczuk, una docente de 51 años.

Esta molestia se instala justo en momentos en que se ha venido reduciendo las ventas, entre 60% y 80%, en el circuito comercial encarnaceno. “La traba ahora es aquí también. Después de las largas colas que tuvieron que soportar los argentinos en Semana Santa, las ventas en mi negocio se redujeron en un 80%”, expresó Claudio Basta, dueño de un local comercial a metros de la zona primaria del viaducto.

Para el titular de la DGM en Itapúa, Blas Arzamendia, “el flujo de argentinos bajó muchísimo desde Semana Santa. Un 50 por ciento, de 12.000 diarios antes, ahora pasan unos 6.000; incluso menos si tenemos en cuenta que existen unos dos mil paseros que trabajan todos los días”, informó.

En cuanto a la nueva modalidad, en que cada pasajero debe bajar con su bolso, hacer fila, pasar por Migraciones, el funcionario explicó que se trata de una disposición de la directora general de Migraciones, Ángeles Arriola. Encarnación cuenta con tecnología digital y biométrica para el registro de personas. Es un sistema de control migratorio denominado “Midas”, nuevo sistema de registro de ingreso y salida del país.

A la consulta por qué tanta verificación, si los compradores no salen del ejido encarnaceno y solo permanecen algunas horas, Arzamendia argumentó que como funcionario debe cumplir las normativas.

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