Médicos lloran por su jubilación, y aduaneros, por el jugoso zoquete

Los aduaneros Arnulfo Delgado y Gustavo Doria no quieren asesorar desde sus casas a la Aduana. Solicitaron al Tribunal de Cuentas anular la resolución emitida por su director, Julio Fernández, luego del fallo de la Corte que les permitió evitar la jubilación y mantener sus zoquetes.

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Mientras los médicos peleaban en el Congreso Nacional por una cuestionada jubilación la semana pasada, dos funcionarios aduaneros de 66 años también estaban luchando ante la Justicia, pero para evitar la jubilación y seguir prendidos a sus cargos en la Dirección Nacional de Aduanas (DNA).

Los abogados Arnulfo Delgado Fariña y Gustavo Doria Centurión, ambos funcionarios de la Aduanas, con más de 30 años de servicio, recurrieron ante el Tribunal de Cuentas, Primera Sala, para anular dos resoluciones que los mandaba a sus casas a cumplir funciones de forma externa desde marzo último.

La resolución recurrida la firmó el director de Aduanas, Julio Fernández, luego de que 53 funcionarios consiguieran que los ministros de la Sala Constitucional (integrada por Antonio Fretes, Miryam Peña y Gladys Bareiro) los mantuviera en sus cargos. La Corte dictaminó que los funcionarios “no pueden jubilarse porque sería discriminación”.

Ante la imposibilidad de renovar su plantel, Fernández emitió dos resoluciones para que los 53 funcionarios cumplan tarea externa desde sus domicilios, entre ellos, Delgado y Doria.

A mediados de este mes, el juez Martín Ávalos Valdez, del Tribunal de Cuentas, corrió vista al director de Aduanas, en el marco de la medida cautelar solicitada por Delgado y Doria, que ya debían estar gozando de su jubilación, privilegio que solo tiene el 30% de la población económicamente activa (3.500.000 de 7,5 millones de paraguayos).

En diez días, el titular de Aduanas debe remitir al juez copias autenticadas de las resoluciones que firmó.

ABC fue a mirar cómo viven los funcionarios que se niegan a la jubilación y también rechazan trabajar desde sus domicilios.

Delgado Fariña posee una confortable residencia en Luque. Tiene otros inmuebles en la misma cuadra y los alquila. Su sueldo es G. 11.000.000. Su esposa, Olga Cicorio, es artista plástica. Tiene su atelier en uno de los locales. El hijo de la pareja, Rubén Delgado Cicorio, exjefe de valoración de Aduanas del Silvio Pettirossi, vive en una confortable vivienda colindante. Su salario es de G. 8.700.000 al mes. Dentro de su garaje se podían ver cuatro vehículos. Tiene un amplio jardín y una piscina.

Los vecinos comentaron a nuestro diario que el estilo de vida (vacaciones en el extranjero, autos y casas lujosas) que llevan los Delgado Cicorio son de empresarios.

“Yo soy ingeniero, y no puedo tener lo que tienen ellos. El hijo fue jefe de Aduanas en el aeropuerto en época de Fernando Lugo”, señaló un vecino.

Doria tiene una casa más modesta en la misma ciudad, sobre la calle Pitiantuta.

Necesita plata “para salud”

Arnulfo Darío Delgado Fariña argumenta que recurrió al Tribunal de Cuentas porque el director de Aduanas, Julio Fernández, no le envió ni un trabajo para hacer. Recurrió a la justicia para evitar la jubilación obligatoria porque necesita plata para su tratamiento médico. “Me hago diálisis en Emergencias Médicas (Hospital de Trauma) y los medicamentos son costosos”, dijo. Según él, los 11.000.000 de la jubilación no le alcanzarán para cubrir su tratamiento. Dijo que las casas que alquila no son suyas, sino de su hija doctora.

slopez@abc.com.py

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