Más del 70% de los cultivos de soja no utilizan las semillas certificadas

Menos del 30% de la soja sembrada en Paraguay proviene de semillas certificadas, y en el resto se utilizan reservas propias vendidas ilegalmente, según la Ing. Estela Ojeda, investigadora del Instituto de Biotecnología Agrícola (Inbio).

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CAPITÁN MIRANDA, Itapúa (Juan Augusto Roa). La información fue dada durante la reciente presentación de la nueva variedad de semilla de soja, “Sojapar R24 RR”, resistente a la roya de la soja.

Según la especialista, coordinadora por el Inbio del programa de fortalecimiento de la investigación de soja en el país, más del 70% de las semillas cultivadas en Paraguay, que rondan las cuatro millones de hectáreas anuales, proviene del llamado “reserva de semillas”, que hacen los productores, pero dentro de ese porcentaje existe una alta tasa de uso de semillas comercializadas en forma ilegal entre los mismos productores.

Explicó que dentro del precio de la simiente va incluido el pago de un “royalty” o compensación por la propiedad de derecho intelectual del germoplasma. El productor que adquiere esa semilla certificada establece un acuerdo mediante el cual hace una reserva de granos para uso propio. El concepto de uso propio refiere a que el productor adquiere las semillas certificadas, cultiva, y parte de su producción lo guarda para uso propio en una nueva siembra.

Por cada 40 kilos de simiente que deja como reserva de uso propio debe pagar la suma la suma de 2,5 dólares americanos. Esta reserva de uso propio se puede hacer en el lugar donde se compró la semilla, y el productor tiene tiempo hasta el 30 de abril o el 15 de diciembre de cada año para hacer su declaración. De acuerdo a esa declaración hace el aporte económico al programa de investigación.

En la práctica, sin embargo, esta norma es violentada desde el momento en que el productor no hace la declaración de reserva, lo hace en menor volumen, o incurre en la acción ilegal de vender sus semillas a otros productores sin rendir cuenta al programa.

Más del 70% de la superficie cultivada se declara como realizada con simientes de uso propio, pero en realidad gran parte de ella es resultado de la comercialización ilegal de esas simientes entre productores. El control de esto es prácticamente imposible, por eso se apela a la conciencia del productor sobre la necesidad de apoyar los programas de investigación nacionales, puntualizó.

Invertir en investigación

La especialista resaltó justamente la importancia estratégica que tiene el invertir en investigación, y su desarrollo a nivel local para no estar sujeto a una total dependencia de variedades que vienen de afuera. “La línea de trabajo que desarrollamos está enfocada en las necesidades de los productores nacionales”, argumentó.

Resistencia a la roya

Sojapar R24 tiene el gen de resistencia a la roya, por lo que se recomienda una pulverización con un buen fungicida, y dependiendo de las condiciones, una segunda fumigación a final de ciclo. Lo que la hace diferente a las demás variedades es su resistencia. Hace que el productor pulverice una a dos veces, en lugar de cuatro a cinco como es actualmente, y que genera mayores costes de producción.

El rendimiento de la Sojapar R24 es de un potencial de 5.100 kg/Ha. en suelo de mediana fertilidad, y una media de 4.000 kg/Ha., explicaron.

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