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El funcionario que a sus 30 años ostenta una fortuna que, con suerte a la gente trabajadora le lleva años acumular, es un privilegiado de la institución, por supuesto apadrinado por su padre, el caudillo colorado.
Luis Pintos pasó al frente con el Gobierno del Nuevo Rumbo. El director Nelson Valiente le premió con la jefatura de Análisis y Gestión de Riesgos pese a que el joven no cumplía con los requerimientos de perfiles, que en teoría se rigen por normas de calidad SGS.
El afortunado Pintos tampoco accedió por concurso al cargo y hasta el director de Aduanas parodió un concurso para blanquearle su categoría, mediante una competencia de méritos realizada dos años después de que el joven se ubicara en el cargo de jefatura.
Después de acceder al cargo, Pintos Aguilera tuvo un crecimiento acelerado y juntó G. 3.600 millones en tres años, siendo un potentado. Pese al oscuro ascenso del joven, su padrinazgo político le sostiene y el director de Aduanas mantiene un silencio cómplice sobre la designación amañada.