Cargando...
La soberbia
Creo que una de las desvirtudes más perjudiciales para el ser humano es la soberbia. Hasta han muerto personas por dicha desvirtud. Habitantes de países sufren por la soberbia de sus gobernantes. Para mí, la soberbia es no reconocer, no aceptar la equivocación de uno, creer que lo que uno dice o hace es lo correcto y lo que los demás dicen o hacen no es correcto. Todos tenemos algo de soberbia. A mi criterio eso ocurre sobre todo con las personas que forman el Frente Guasu, es decir los que siguen al incapaz, inútil, deshonesto y amoral Lugo, entre los que se encuentran los Filizzola, Richer, Martínez, Carrillo, Pereira y otros, algunos de los cuales para vergüenza del país son legisladores; el jefe a la cabeza. Para colmo entre ellos están algunos con un fuerte tufo de mal manejo administrativo en sus excargos.
Ellos saben perfectamente que la destitución de su jefe fue legal, inclusive se hubiera hecho mucho antes. Continúan con su soberbia aplaudiendo, aceptando, agradeciendo, avalando la suspensión injusta, ilegal, arbitraria de nuestro país del Mercosur, la cual se realizo violando tratados, protocolos y principios, así como festejan la entrada por la ventana de un país donde como en otros no se respeta el estado de derecho en la estricta observancia del derecho internacional.
Sigue la soberbia al no asistir los del FG al desayuno con el secretario general de la OEA, José M. Insulza, realizado en la Cámara de Senadores, porque según Filizzola, el señor Insulza avaló el golpe de Estado aquí en Paraguay, y que por la misma razón (Richer), el secretario perdió autoridad en la región y vino solamente a legitimar el Gobierno actual. Creo que nunca al obispo se le llamó líder, porque el verdadero líder enseña, orienta, capacita, apoya, dirige, respeta y es ejemplo de lo que exige para quienes le siguen, jefe puede ser cualquiera. Lastimosamente el mayor problema del mundo es el ser humano, nuestro país es parte del mundo.
Cándido A Chamorro R.
Paraguay y el Mercosur
Si algo tenemos los paraguayos, es saber mofarnos de nuestra propia desgracia, y lo grafica como nadie, nuestro idioma, el guaraní. Cuando se quiere justificar un acontecimiento o hecho, por más triste o aciago, lo hacemos burlándonos de nosotros mismos. Por ejemplo: “Con que omendáva ojoheja, piko mba’e la ñande” o “Caraja jepe ho’a yvyra rakãgui”.
Ambas expresiones vienen bien para lo del Mercosur y nuestro país. No tenemos obligación de mantener una relación insostenible con nuestros vecinos y exsocios, peor aún soportar a otro socio impuesto, que además de petulante y desfasado, anda paseándose por el vecindario con aires de dictadorcillo y perdonavidas.
Por otro lado, las relaciones con nuestros vecinos, de tanto en tanto han sido, no de las mejores y no pasa nada. Algunos están desesperados, no termina el mundo por no volver al Mercosur, debemos aprender a vivir sin la sombra de Brasil y Argentina, no debemos perder de vista a otros países mucho más poderosos en todo sentido que nuestros vecinos, que nos están pasando la mano y no lo aprovechamos.
Es probable que las acciones y actitudes de nuestros vecinos nos despierten de la modorra en la que está sumida nuestro país, a la medida que tengamos restricciones iremos desarrollando otras aptitudes , que nos harán más libres e independientes de otros países que se han aprovechado en todos los tiempos de nosotros.
Por eso, no debemos temer ni asustarnos de las bravuconadas de ningún extranjero, y si hace falta, buscaremos amparo y reparo en otras potencias que siempre nos están extendiendo la mano.
De seguro tendremos más trabas de las que nos tienen acostumbrados, especialmente la Argentina, pero de algo estoy seguro, nuestro país no se va a hipotecar ni vender, somos libres por decisión propia y no porque ellos lo dicen.
De una buena vez por todas, ni este verde Maduro u otro personaje accidental de la historia va a venir a dictarnos las normas de convivencia dentro de nuestro país.
Paraguay, siempre fue y será respetuoso de los acuerdos y convenios, siempre y cuando no pretendan sojuzgar nuestra soberanía. Nos avala nuestra historia. Así que no tengamos miedo de perder pareja o caernos del árbol.
Gilberto Visconte