LOS LECTORES OPINAN

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Edicto

Acabo de ver en el noticiero de uno de canales locales que está pendiente la decisión sobre el tema del horario de los locales nocturnos, etc. Por más que lo intente, no consigo entender por qué pueda haber la más mínima duda o titubeos sobre este tema. Yo razono así:

¿ Hay algo que impida que los jóvenes adolescentes –“clientes” de los pubs, discotecas etc.– se diviertan, bailen, chupen, se droguen o tengan sexo en horarios que no obliguen a los cientos de miles de padres y responsables por dichos jóvenes a estar hasta las seis horas de la mañana? Sin entrar a discutir la contaminación sonora de los locales cuyos decibeles penetran en los tímpanos de los sufridos vecinos mencionar, en una total infracción de la ley (¿??) sobre los ruidos molestos a partir de las 22 horas. Vayan a Londres, a Washington y vean si en esas ciudades tienen nuestra permisividad y nuestra desidia en hacer cumplir las reglas de protección a mi derecho, que termina cuando comienza el tuyo.

Tengo entendido que algunos de los habitués de los placeres madrugadores todavía van al colegio, facultad o lo que sea; y otros ya trabajan y tienen un horario que cumplir. El horario normal de actividad ciudadana es durante el día, con excepción de los guardias nocturnos, hospitales y otros. Empezar la diversión a la hora que normalmente uno va a dormir es un atentado contra el buen orden de las cosas, una angustia injusta para los padres que tienen el corazón en la boca hasta que sus hijos regresen de las farras.

Díganme, por favor: ¿ Qué diferencia hay entre divertirse a partir de las diez horas de la noche hasta las dos, las tres o las cuatro de la mañana; o comenzar la diversión a partir de la una de la mañana en adelante ¿ Tienen sentido esos horarios inconvenientes para los padres de familia y los ciudadanos trabajadores? ¿ Y los dueños de los locales venden menos o dejan de ganar plata por el hecho de tener un poco de sensibilidad social? Me imagino que ellos también tienen hijos para quienes desean lo mejor.

Gilda Hellmers

¿Estadista o estatista?

La reciente decisión del Senado sobre el impuesto a la exportación de soja y otros productos, nos lleva a las siguientes reflexiones:

1 – Que evidentemente este proyecto que estaba en hibernación, se revitalizó como represalia por la aparente intervención de algún grupo del sector agropecuario que tuvo como efecto que el proyecto de Diputados sobre el Iragro no contemplara la generalización del IVA.

2 – Que este impuesto a la producción, es nefasto porque se pagará habiendo o no ganancia del productor y recaerá finalmente sobre el pequeño y mediano productor y no sobre las exportadoras – en general transnacionales, sin que esto implique de mi parte algún prejuicio contra ellas - ya que será trasladado a esos agricultores, que en caso de no tener ganancias tendrán que destinar parte de su capital para afrontar dicho gravamen, lo que a la postre será confiscatorio.

3 – Que esta determinación, producto de la represalia por lo que se comentaba en el punto 1) de este escrito, revela que la máxima autoridad de la república, no en funciones aún, lastimosamente revela que actúa bajo los influjos de impulsos emocionales, queriendo demostrar con ello la correlación de fuerzas y quien es el más fuerte, pulseada, a semejanza de la gobernante de un país del sur que ha enfrentado de esa manera al campo y le ha conducido a las deplorables condiciones en que se halla actualmente ese sector en esa república.

4 – Que esa hipótesis se halla corroborada por las propias declaraciones de este Sr. al decir: “…si hoy hay una confusión en el impuesto a la soja es porque el sector privado ha estado cercenando en Diputados la ley que grava el impuesto al valor agregado (IVA) para la formalización de la economía en el Paraguay”.

5 – Que lo racional y lo que corresponde a uno que se quiere erigir en estadista, hubiera sido reaccionar con mesura y utilizar su aplastante mayoría en el Parlamento, para revertir esta situación y ubicar las cosas en su lugar, ya que el Iragro o impuesto a las ganancias de ese sector y la generalización del IVA es lo más justo, guardando el equilibrio entre las necesidades del fisco en recaudar más para revertirlo en programas en pro de la sociedad en general y la sostenibilidad del sector agropecuario para su desarrollo y consolidación a futuro.

6 – Que todo esto significa una profunda incoherencia en cuanto a sus declaraciones en la campaña electoral en que afirmaba rotundamente que se oponía a este tipo de impuestos. Será que lo hizo solamente para ganarse el voto de decenas de miles de productores que lo votaron en su mayoría como reacción ante la tremenda inseguridad que vivieron bajo el régimen de Lugo y sus acólitos de la izquierda y liberales populistas, y que ahora les retribuye de esta manera?

7 – Que es lamentable la exposición del Senador del vozarrón, cuando recurre al populismo y demagogia, cuando entre cosas dice que ese sector pide día a día al estado, cuestiones tales como seguridad, caminos, centros de salud, y en cambio ellos retacean la contribución al fisco. A que seguridad se refiere este Sr. cuando existe una banda armada como el EPP, que asuela desde hace varios años una buena parte del territorio nacional, que somete a productores de la zona al “impuesto a la seguridad” y a la limitación de sus tareas conforme a sus principios ideológicos? Cuando asesina, secuestra y persigue a productores tales como Lindstron, Zavala, María Edith, Cecilia, a policías; incluso gente campesina por el único pecado de no adherirse a ellos?

No obstante todo lo dicho, pienso que la sensatez retornará tanto en el nuevo poder de turno como en el sector agropecuario y aliento esta posibilidad.

Julio Giménez

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