LOS LECTORES OPINAN

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Brasil

La actual crisis económica y financiera que está sufriendo el poderoso Brasil es una prueba más de que el reformismo, los cambios parciales democráticos y populares no son suficientes para llevar al país a una etapa de progreso y estabilidad económica permanentes.

No se puede construir el socialismo con meras reformas populares, pero dentro de una legalidad capitalista. La economía de todo país es un sistema de desarrollo de las diferentes ramas de producción en forma armónica y proporcional. Todo influye y depende de todo. En un país capitalista se desarrollan las diferentes ramas de producción según las leyes de mercado. Cuando falta algo, los precios suben y los capitalistas se lanzan ciegamente a invertir en esas ramas deficitarias. La mecánica del mercado funciona adecuadamente en plazos cortos.

Pero a largo plazo, cuando interviene el factor de reposición del desgaste de la capacidad instalada, el mercado es claramente impotente para indicar las magnitudes de las necesidades del desarrollo armónico y proporcional entre las diferentes ramas de la producción. Está visto que solamente una economía centralmente planificada puede indicar las diferentes tasas de desarrollo en forma armónica y proporcional. La orquesta debe tocar sin ninguna nota en discordancia. Jahapo’o vaerã el sistema de la propiedad privada de los medios de producción, industria, transporte, agricultura, etc.

El sistema en el que el mercado dirige al hombre no funciona a largo plazo. El hombre es el que debe dirigir el mercado en forma científica y racional.

Manuel Vargas Talavera

Tierras inundables

Me refiero a la carta al director remitida por el abogado y master en Administración de empresas José Pappalardo, publicada en la página 13 de su diario del día sábado 22 de junio pasado titulada: “Asunción debe crecer al otro lado del río”. Lo más importante de tan extensa carta no es lo que dice, que es cierto, sino lo que no dice. Tengo estudiado este tema desde hace mucho tiempo, y de lo que no hablan los actuales desarrolladores es la cota de los terrenos que se encuentran del otro lado del río.

Más del 90% de esas tierras se encuentran a cota 60 msnm (metros sobre el nivel del mar), la altura media de la Chacarita y del Bañado Sur, es decir, son totalmente inundables. ¿Queremos crear nuevas zonas inundables 10 veces más grandes de las que actualmente existen?

Esto es muy fácil comprobar con las cartas del Instituto Geográfico Militar, que pongo a disposición de quien quisiera, y acompaño a la presente un informe que he pedido a la Dirección de Hidrografía y Navegación sobre el comportamiento del río Paraguay entre los años 1980 y 2012, donde se informa que la inundación del año 1983 ha llegado a 63,14 msnm., 3 metros más que los niveles de esos terrenos. Ese es el motivo por el cual la Avenida Costanera está construida a la cota 64 msnm, pero hubo varias otras inundaciones menores, en las que también esos terrenos quedaron bajo agua.

En el cuadro de la Dirección de Hidrografía y Navegación se puede observar que esos terrenos quedaron bajo agua en los años 1980, 1982, 1983, 1985, 1987, 1988, 1989, 1992,1997 y 1998. Entre los años 1982 y 1983 pasaron 16 meses corridos bajo agua y 7 meses en el año 1992. A partir del año 1999 prácticamente no tenemos inundaciones, lo que no significa que no volveremos a tenerlas. 60 msnm equivale a 5,87 metros en el puerto de Asunción.

También en el mismo informe se puede observar que la altura crítica de inundación es de 59,63 msnm, ligeramente inferior a los 60 msnm, pero a ese nivel del río ya colapsarán todos los servicios que debe tener la futura ciudad al otro lado del río. Todas las instalaciones de desagüe cloacal ya dejarán de funcionar incluso con niveles inferiores al mencionado. Hagamos grandes planes, pero realizables, no utopías.

Ricardo M. Alliana

Mascar chicle

He observado con mucho desagrado en el debut de la selección paraguaya Sub 20, en el marco del Mundial de esa categoría, que algunos de los integrantes de esa plantilla, filmados en primer plano y en el momento de la entonación del himno nacional paraguayo, mascaban orondamente chicle. Esta actitud choca con el buen gusto, adolece de total respeto al símbolo patrio y se contrapone al nacionalismo.

Los dirigentes deportivos y los miembros del equipo técnico, que acompañan a la delegación, que se supone son sus guías, ¿no los instruyen en ese sentido?
Esto refleja la pésima educación que impartimos a nuestros jóvenes, que ya se inicia en el nivel primario, sigue en el secundario, y ni hablar en el universitario.

Parecería ser una minucia esto de mascar chicle en un acto protocolar de esta índole, pero habla a las claras del nivel educativo que tenemos. Es mejor quedarse callados, oír con unción los sones patrios, que no cantar y mascar chicle. Una lástima.

Francisco Brítez

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