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Nostalgia del Bicentenario
Recuerdo que hace dos años, cuando celebramos el Bicentenario de la patria, vivimos todos, cada uno y como sociedad, momentos muy importantes. Miles de personas salieron a las calles, muchos volvieron al centro de la ciudad capital e hicieron recorridos históricos que nunca habían hecho. La gente estaba unida en torno a un objetivo común: celebrar los doscientos años de vida de nuestro país.
Creo que las rencillas internas por el poder tuvieron el efecto de separarnos y de polarizar a la sociedad nuevamente. Hoy hay odios, que nos dividen y que hacen que la gente ya no pueda disfrutar de ese ambiente de fiesta, de celebración y de hermandad.
Creo que este gobierno que se está acabando –por suerte– llevará siempre consigo ese signo: el de habernos dividido a las familias y haber cortado la alegría.
Nancy Cardozo
Humor porteño
Contemplé por primera vez, en diferido, el programa Periodismo Para Todos emitido por el Canal 13 de Bs. As., que el periodista argentino Jorge Lanata Pararã hace los domingos. Qué gracioso resultó el gordito reportero. Me pareció asistir a una Revista Porteña en la avenida Corrientes, en Mar del Plata o en Villa Carlos Paz.
Lanata es idéntico a un capo cómico y el espectáculo a una revista, por la producción, por el contenido de sus monólogos y por su original vocabulario, salpicado de sketchs humorísticos con afamados imitadores de la Presidenta y sus ministros. La producción artística es un éxito total, con razón el rating que tiene.
La comicidad porteña no tiene límites. En algún momento me pareció ver a otros reputados capos cómicos de nombre Jorge, Porcel y Corona. Como dirían los porteños, Lanata me copa, puede conmigo. Lo bueno para el periodismo nacional, es que ya existen localmente “periodistas serios” que lo están imitando, algunos también gorditos/as.
Aníbal Reinaldo Pangrazio
Recordando al abuelo
Mirando por TV a los agentes de las Fuerzas Especiales que buscando rastros del EPP ingresan a los bosques munidos de todo equipo necesario para el combate bajo riesgo de encontrar en la boscosa selva trampas explosivas, serpientes venenosas y no sé cuántas cosas más, recordé a mi madre quien nos relataba las hazañas del abuelo alemán (Guillermo von Dipenckroik Gruter), quien dicen que allá por los años 1900 recorrió todo el Paraguay en carreta, acompañado de indígenas y algunos de sus hijos.
Todos portaban una tacuara larga con la cual testaban el camino antes de ingresar a la selva. Se me ocurrió escribir este recuerdo. Quizás sea una tontería de mi parte, pero no pude contener mi pensamiento con la ocurrencia que podría servir de algo.
Eva Verlangieri