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Dante Alighieri en la “Divina Comedia” dice que la traición es el más grande pecado y en el infierno los traidores son devorados por el demonio; suerte que corrieron Judas, Bruto, Tasio, etc., fagocitados por Satán. Se denomina así al renegado con dichos o acciones, promesas de lealtad a ideas, grupos humanos, religiones, partidos políticos.
En flagrante tergiversación semántica, nuestra peculiar idiosincrasia considera la traición política como inteligente picardía para materializar la cual no existe obstáculo alguno… y así pisotean ideas, fundamentos, tradición, honradez, principios, vergüenza, etc.
Cegados absolutamente por la ambición real de poder y angustia por llenar sus faltriqueras dejando de lado lo que fuere.
Es menester que quien se asocia a traidores tenga en cuenta que la traición y la prostitución son recidivantes.
Nelson R. García de Zúñiga N.
Hombre digno
“La dignidad” del hombre es “incomparable”. ¿Y que es ser una persona digna? Ser digna significa “Caminar con Jesús”, “Quererse a sí mismo” y a sus semejantes. El hombre digno es aquel que gana la vida “honradamente”, trabajando la tierra, sembrando semillas, que darán buenos frutos.
El hombre digno es aquel que hace el bien sin mirar a quien, sin esperar recompensa. El hombre digno es aquel que “ama y cuida la naturaleza”, “plantando árboles”, que dan hermosos frutos, para la vida, el hombre digno es aquel que permanece fiel a sus convicciones: honesto, servicial, sencillo y humilde. El hombre digno es aquel que trata de caminar por el buen camino: “El camino de Jesús”. El hombre digo es aquel que no vende sus votos al mejor postor. El hombre digno es aquel que cumple su palabra empeñada con la verdad y la justicia. El hombre digno es aquel que está en el gobierno con el único objetivo de buscar denodadamente: “El bien común”, sin mentir, cumpliendo sus promesas, sin robar descaradamente y sin jugar con los sentimientos del pueblo. El hombre digno es aquel patriota que ama a su patria y está dispuesto a dar la vida, si fuese necesario. El hombre digno es aquel que te saluda con una sonrisa en los labios y un fuerte apretón de mano. El hombre digno es aquel que cultiva la paz, con fe inquebrantable. El hombre digno es aquel que honra a la patria, a la familia y a sus semejantes. ¡Qué lindo es ser una persona digna! ¡Es una alegría única!, para toda la vida “el deber” del hombre es ser una persona digna.
Queridos compatriotas, caminemos juntos y depositemos nuestros votos con fe y esperanza al más digno candidato en las próximas elecciones del 21 de abril ¡estoy seguro de que el hombre que salga elegido como “Presidente de la República del Paraguay” será el más digno y marcará definitivamente el camino del nuevo Paraguay y para todos los paraguayos “el digno pueblo paraguayo”, no permitirá más, una sola bofetada al pueblo, de parte de los gobernante elegidos! ¡Cuidado, el pueblo digno se ha despertado! ¡Viva el Nuevo Paraguay!
Óscar Patricio Alonso Pérez
¡Piropos ya!
Piros en griego es el nombre de una piedra roja. El rubor emergente en la mejilla de la mujer que es objeto de un galanteo verbal, público y al paso, fue relacionado con la coloración del pedrusco a modo de evocación. También piros en griego es fuego, pero aquí la chispa ni el calor en juego parecen colaborar en la conformación del término piropo. Mucho, en serio y en broma, fue comentada en estos días la mal llamada ley antipiropos; la cual en realidad constituye un ítem nada más dentro de un paquete de leyes que, hablando en sencillo, contemplan el respeto y la protección que se merecen las mujeres de cara a cualquier forma de violencia. En ese marco, entrando en detalles, sí parece que aquello de que “el primer beso se da con la mirada”, que algunos la transforman en lamida ocular, puede llegar a perder su brillo romántico para ser utilizado en contra del supuesto baboso. Hacer gestos libidinosos con la boca, labios y lengua mediante con justa razón serán agravantes. Lógicamente, ademanes elocuentes tipo Miguel Carrizosa en debate, señalando regiones anatómicas propias o referidas al cuerpo de la mujer darán mayor relieve a la transgresión. Como usted habrá notado, todo un proyecto legislativo fue etiquetado y limitado por el lado más pintoresco y menos substancioso del derecho. Ahora bien, de llegarse al extremo de eliminar los piropos sin ningún atisbo de tolerancia, se estaría atentando contra la existencia misma del apreciado pediatra compatriota Carlos Arellano, más conocido por “Piropo”. Por mí, pervivan los piropos: “¡Piropos ya!” o si no “¡Ya piropos!”. Aquí el orden de los términos espero que no afecte la intención de lo exclamado.
Julián Navarro Vera