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Lamentablemente dicha vacuna no se ha descubierto aún, pero cuando ello ocurra debería ser inoculada con urgencia a muchísimas personas en nuestro país, en especial a aquellos que se oponen a la vacuna contra el VPH, alegando cuestiones “morales” o religiosas.
La vacuna contra el VPH nada tiene que ver con el matrimonio homosexual, el aborto o la pederastia de los clérigos (temas que preocupan, más o menos, a la Iglesia Católica en estos días).
Se trata de salvar la vida de miles de personas, especialmente mujeres, que padecerían de una horrible enfermedad, en el momento más importante de sus vidas, como madres o abuelas, destrozando prácticamente a sus respectivas familias. Paradójicamente, es la propia Iglesia Católica la que pregona y defiende la integridad de la familia.
Es hora de despojarnos de la óptica oscurantista que no nos permite ver más allá de nuestras narices.
Roberto Giménez I.
Religiosos retorcidos
¡Es demasiado retorcido el pensamiento de los colegios religiosos que se oponen, o se oponían a la vacuna contra el cáncer de cuello de útero! Leí que una monja dijo que no quería que se aplicara la vacuna porque “el útero es lo más sagrado que tiene la mujer”. Entonces, según este razonamiento retorcido y medieval: para no “tocar” el útero, se permite que esté expuesto a contraer cáncer, con todas las horribles consecuencias que ello trae: dolor, sufrimiento del enfermo y las familias, orfandad, pobreza.
¿O acaso esta monja cree que bastará con la prédica de la castidad para que no se contraiga el virus del papiloma humano y que este no derive en un cáncer?
No me explico cómo gente con tan poca capacidad de razonamiento, tan supersticiosa y medieval puede seguir al frente de instituciones educativas. ¿Qué pueden enseñar si se guían por creencias supersticiosas y desprecian la ciencia?
Sara Sosa
Parábola del hijo pródigo
Luego de mirar el debate televisivo de los candidatos a la Presidencia de la República, mejor como alguien lo señaló en las redes sociales, la “Expo Candidatos 2013”, y analizar las respuestas dadas por los postulantes acerca del retorno del Paraguay al Mercosur, medito lo siguiente:
¿No dijeron acaso, durante estos nueve últimos meses, emblemáticos políticos, constitucionalistas, abogados, exfuncionarios de gobiernos anteriores, periodistas, conferencistas, politólogos y empresarios paraguayos que nuestro país puede autogestionarse sin la ayuda de organismos que privilegian lo político y no lo jurídico e institucional, que Paraguay es soberano, que el Mercosur no nos favorece, que el Mercosur, Unasur, Alba y Celac son corporaciones creados por el finado Hugo Chávez para atropellar al Paraguay, que el juicio político a Fernando Lugo nos salvó del Socialismo del siglo XXI, que es mejor negociar con otras entidades de la región como la Alianza del Pacífico, que preferible es pactar con los EE.UU. para instalar una base militar en el Chaco, que en el Paraguay todo era normal y no pasaba nada preocupante, etc., etc. etc.? ¿Qué aconteció para que cambien tan pronto de postura?
Resulta que hoy los presidenciables coinciden en que hay que retornar al hogar, como nos enseña la parábola del Hijo Prodigo (Evangelio de San Lucas, capítulo 15, versículos del 11 al 33), esperando que nuestro padre nos reciba feliz y con los brazos abiertos, y ordene una gran fiesta en nuestro honor, a riesgo de pelear con sus otros hijos (Argentina, Brasil, Uruguay y Venezuela). Nada dijeron respecto a cómo volver con Venezuela como miembro pleno, y en el futuro cercano, con Maduro como presidente, hombre que “fustigó a nuestras fuerzas armadas para levantarse contra el Congreso el 22 de junio del 2012, en defensa del Presidente Constitucional”. ¿Es ese el “retorno con dignidad” que nos proponen?
Los legisladores que nos colocaron en el sitio en el que estamos internacionalmente, quieren blanquearse como si nada hubiera ocurrido. Algunos más osados o delirantes, pretenden que obliguemos a nuestros vecinos a “refundar” el Mercosur porque fueron injustos con nuestro país, cuando fueron ellos los que patearon el tablero político el pasado año y ayudaron a “refundir” el organismo regional al que se quiere ahora retornar.
Solo en el Paraguay estas inmoralidades políticas pueden acontecer en tan corto tiempo, sin que sus responsables se ruboricen siquiera.
Aníbal Reinaldo Pangrazio