LOS LECTORES OPINAN

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Cuando vemos a alumnos de escuelas públicas que dan clases sentados en el piso porque no tienen sillas y luego prende la radio y escucha a las máximas autoridades de la educación (ministros, viceministros, etc.) diciendo que van a enviar “inmediatamente” sillas a esa escuela queda siempre la pregunta: ¿Y si no salía la foto en la tapa del diario, también iban a enviar las sillas?

De paso también nos preguntamos: ¿Qué hicieron durante todas las vacaciones? Porque no nos van a decir que nunca supieron que no había suficientes sillas.

Fernando López

Obsoletas instituciones

Aún tendrá que pasar mucho tiempo para que las débiles instituciones paraguayas lleguen a funcionar como deberían, debido a que las mismas dependen de seres humanos incapacitados, apáticos, haraganes, malhumorados, chicaneros, inmorales y en una mayoría de casos sujetos al pago de favores hacia aquella “palanca” que los ubicó en determinado puesto.

Es absolutamente comprensible que cualquier ciudadano prefiera evadir los canales normales y/o legales para hacer escuchar su reclamo, porque del otro modo “institucional”, las trabas burocráticas y las chicanearías te hacen perder la esperanza en la justicia y hasta terminan convenciéndote que los trasgresores corren con mejor suerte que los que reclaman justicia. Y como broche de oro todo puede terminar en el famoso oparei o con una descabellada “resolución política”.

Para que el sistema institucional funcione debe haber en primer lugar honestidad y buena voluntad. Voluntad para atender cordialmente, voluntad para no obrar torcido, para dar curso a lo solicitado, para no trabar, demorar u obstaculizar los caminos correspondientes, voluntad para ser lo más objetivo posible y sobre todo voluntad de hacer lo que se debe hacer.

¿Cómo podrían funcionar las instituciones donde la cultura de la “orden superior” sigue vigente cómo en la época de la dictadura? Todos los días nos enteramos de ciertas cuestiones donde se debería haber intervenido de oficio y donde no reaccionaron ni ante denuncias responsables y/o reiterativas. Por ello comprendo cuando una mujer que fue violada por su padre procede a atacarlo buscando justicia por sus propias manos.

La indiferencia, parcialidad, lentitud en la reacción, complicidad del silencio, etc., te hacen sentir impotentes y te llevan a cometer actos de locura. Esta dejadez estatal hace que existan polibandis peores que los ladrones, porque se esconden detrás de un uniforme que debería reflejar corrección (al ladrón lo rehuís mientras que al policía acudís ingenuamente en ayuda) ¿Cómo se podría confiar en la institución policial u en otra si con hechos demuestran que no funcionan?

Si seguimos así, permitiendo y desoyendo la justicia, terminaremos justificando la ley de la selva, porque si te hacen el camino tan difícil queriendo hacer lo que se debe y facilitando la vía de lo que no se debe hacer, concluimos que el camino del mal es más exitoso que la tortuosa búsqueda de lo correcto. A pesar de ello, el daño será mayor aún, cuanto más vista gorda hagamos y callemos actos de corrupción, porque seríamos meros cómplices.

Helga Behage

Cable de Tigo

Hago público el reclamo del mal servicio que presta a sus abonados la empresa de cable Tigo. Ya que hace más de ocho días hice el reclamo sobre el corte de la señal de televisión y hasta la fecha no hay respuesta positiva de los mismos. Considero pésimo el servicio de Tigo y una burla a los clientes que pagan puntualmente sus facturas.

Juan Carlos Spezini

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