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Siempre igual. Al final de todo el que menos importa, solo recibe la información en la tele…
Si va a haber huelga, vas a viajar como ganado y finalmente si llegas va s ser por pura gracia de un ser superior. Hoy por fin no sabemos si por simple testarudez, o porque se despertaron por fin, encontramos alguien que endureciendo un poco más, como tiene que ser, la posición del gobierno, es como que nos da una ilusión. Un ministro que se preocupa por la gente. ¡Ohhh! ¿Qué está pasando?
¿Nos evitan un poco más el chantaje de los señores pobreeess empresarios del transporte, o será que esto también prepara el terreno para algo similar?
En fin, pareciera que ahora no nos van a robar. Ojalá que realmente esta pequeña señal sea el nuevo estilo del liderazgo o por lo menos que traten siempre de evitarnos el chantaje o el robo, o por lo menos que nos lo hagan creer.
Finalmente, nobleza obliga, las felicitaciones para la autoridad que tomó la decisión de no ceder “al chantaje y el robo” por el pueblo que viaja como puede.
Lauro Bernal
Patrimonio de todos
Cuando una casa tiene historia y de tanta importancia arquitectónica la declaran como Patrimonio Nacional, es para ser serios y responsables. Las pocas casas bien mantenidas en sus fachadas (no siempre conservadas por dentro) cuentan una historia de la vida de nuestro pueblo. Conservar casas, casonas o edificios de principio del siglo pasado tiene toda una carga de responsabilidad social, pues al ser declaradas como Patrimonio, somos los ciudadanos de alguna manera custodios de ese título honorario.
Me tocó ser la tercera generación de tener la gracia de nacer en una casa así. Donde nacieron mi abuelo materno y todos sus hermanos, donde nacieron mi madre y todos sus hermanos. Nací, me malcrié y crecí en una casa que tiene historia, sé que fue un privilegio que me dio la vida. Pero también siento un privilegio de poder pensar y reflexionar.
Cuando días atrás pasé por aquella casa, hoy propiedad de Coomecipar (San José 184 esquina Río de Janeiro) sentí un dolor que se transformó en lágrimas impotentes. Una parte del costado había sido ya demolida, cambiando así la fachada de un Patrimonio Nacional. Averiguando, siempre dan excusas del derrumbe provocado. ¡Ya lo demolieron! Y no se puede reconstruir! Habiendo tanto patio atrás de la casa, no me explico por qué no usan otro espacio en vez de modificar el frente.
Mientras sigan demoliendo nuestra historia, los paraguayos crecerán sin identidad. Mientras sigan dejando caer por desidia los monumentos, las casas, las fachadas de tantos edificios que fueron parte de nuestro antepasado, dejaremos de contar quiénes fuimos y no sabremos a dónde vamos. Porque, si la historia ya no cuenta, la memoria se atrofia y no pidamos a las futuras generaciones que conserven algo que no tiene sentido ni sentimiento.
Nuestra cultura, nuestras huellas como pueblo, nuestras raíces, no podemos mutilarlas sin sentido. Basta visitar ciudades de Argentina, Brasil y Uruguay y ver cómo ellos las conservan y admiran. ¿Será que debemos trabajar más en la educación y la concientización de lo que es cultura en Paraguay? No permitamos que sigan tirando como rastis los edificios antiguos. ¡Arrepentirnos al final es demasiado tarde!
Verónica Abente
La tigresa
Es obvio que aunque el zoológico quiera deslindar responsabilidades y hacerse el desentendido de la muerte de la tigresa, la responsabilidad le corresponde, porque estaba a su cuidado. Debieron haber tomado más recaudos, como por ejemplo sacar los animales de a uno, especialmente si ya se sabía que había animadversión entre los animales.
Es por eso que no deben existir circos ni zoológicos. No son más que lugares de tortura para los animales.
Carlos López Sosa