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Este tema es trascendental para nuestro país por tratarse de nuestro futuro. Cuántas más opiniones tengamos podremos cotejar la conveniencia o no para llevar a cabo este plan, que está latente en el BCP de quitarle tres ceros a nuestro signo monetario. El BCP al hacer pública dicha idea habrá superado internamente todos los pasos previos al lanzamiento.
El Estado paraguayo, cuyos aportantes somos todos los paraguayos, cargará con la erogación para rescatar todas las denominaciones de nuestro guaraní, monedas y billetes para su incineración, y canjearlos por nuevos valores a emitir. ¿Desaparecerán las monedas de hasta quinientos guaraníes?
Para poner en vigencia esos nuevos valores habrá que reglamentar acerca de los diferentes documentos emitidos y no vencidos, trátese localmente de pagarés, CDA u otros documentos a largo plazo y no solo los mencionados, sino otros muchos documentos. Necesariamente los mismos serán objetos de “redondeo” que afectará a todos ¿a cuenta de quién? De los documentos oficiales, supongo, se encargará el Estado paraguayo. Y de los comerciales los poseedores de los mismos, creando la cuenta contable “ajuste”. No olvidar la adecuación informática y contable y que nadie estará exento del paso que se quiere dar. Este cambio en gestación pasa por lo psicológico más que por lo comercial al establecer, con la eliminación de los tres ceros, que la cotización del dólar será de G. 4 y fracción.
Los Estados Unidos de América, que manejan hiperguarismos tanto en su presupuesto como en sus transacciones comerciales, no vislumbran la eliminación de ceros ni cambio de su signo monetario. Eso sí, les llegó la idea de acuñar “monedas de platino” por valor de un billón de dólares, pero tuvieron la oposición tanto del Departamento del Tesoro como de la Reserva Federal. ¿Cómo se las arreglan en sus movimientos diarios y estados contables con significativos guarismos? Habrá que conocer su sistema, sin incurrir en el oneroso costo por eliminar los tres ceros.
Si analizamos que actualmente es riesgoso transportar volúmenes de dinero debemos ir adecuándonos que en el futuro, que ya está aquí, las transacciones comerciales en nuestro país también serán totalmente electrónicas. Si ahora ya desde el hogar se puede abonar, transferir y hacer demás operaciones vía electrónica, ni qué decir de las tarjetas de crédito y débito.
José Julián Valenzuela Ramírez
Carteristas en los colectivos
Tengo una queja acerca de unos carteristas que suben a los colectivos. Soy usuario de la línea 23 y otras más. Viajo hace 4 años todos los días a mi trabajo y siempre son los mismos carteristas queriendo hacer de las suyas. En total llegué a contar 14 diferentes carteristas que suben a la línea 23. Hay una gran impotencia, porque de seguro no soy el único que los ve y se da cuenta de sus intenciones. Lo peor es que no hay algo en este país que solucione este problema. Uno se queja, denuncia, lo agarran y en menos de 5 minutos ya está libre cometiendo sus fechorías y aparte ya le marcan a uno.
Da rabia ver eso y sentirse impotente porque tampoco se puede hacer uno el héroe y ahí aparece su socio por detrás y te clava. Siempre andan alrededor de la puerta trasera del colectivo o hacia el molinete vigilando y esperando a sus víctimas. Persiguen más a mujeres y ancianos (porque son más indefensos). Algunos visten camisa y pantalón, así como oficinistas y siempre tienen una mochila vacía medio piru o una campera o algo para esconder sus manos mientras roban sin que se dé cuenta sus víctimas. Suelen estar de a 2, 3 o a veces solo. Son muy fáciles de detectar porque siempre están pescando el molinete trasero y hacen como que van a bajar, pero tantean para robar, acercándose a sus víctimas y luego no se bajan.
La gente debe prestar más atención. Sería bueno si subieran oficiales encubiertos y los atraparan.
José Vega
Basura
A fin de año, las autoridades municipales atribuyeron la cantidad de basura en las calles a la gran producción por las fiestas. Pero ya pasó un mes y sigue habiendo basura tirada por todas partes. ¿Será que esto se va a mejorar? ¿O ya debemos acostumbrarnos a vivir en estas condiciones, rodeados de porquerías? Gracias Arnaldo Samaniego.
Andrea Olmedo