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Por fin la verdad
En página 32 de ABC Color de fecha 23 de septiembre del cte., en Locales, se ha destacado el título “Asunción no está lista para sostener su tráfico vehicular”. No hace falta ser experto para sostener dicha verdad, por el mismo trazado y dimensiones de nuestras calles del diseño de siglo pasado. Pero también hoy se agregan diferentes ítems que hacen empeorar la situación. Conductores irresponsables, circulación de vehículos de gran porte en horarios picos, estacionamientos en lugares no permitidos, baches, peatones distraídos, parada en lugares no autorizados, semáforos no sincronizados y otros obstáculos.
Dos ejemplos: intersección de Mcal. López y Choferes del Chaco para continuar Sacramento, de la placita de la Recoleta se extiende una lengua por demás excesiva que hace que los vehículos al ingresar para Sacramento necesariamente uno que circula por un carril debe dar paso, porque no caben de a dos. Se suma la curva con parada de colectivos y ahora se suma una nueva divisoria en construcción, y en sentido contrario a la entrada de Choferes del Chaco el eterno estacionamiento de los vehículos de Buen Pastor que, a pesar de un extenso patio, se empecinan en tener como garaje plena avenida que obstaculiza el fluido vehicular. Ninguna administración municipal se anima o no puede solucionar.
Sobre la avenida madame Lynch, a la altura del semáforo con Aviadores del Chaco, unos metros antes existe una dársena para parada de colectivos que en la práctica no se usa, cuya lengua obstaculiza el tercer carril para acceder al giro a la derecha sin semáforo, inservible porque el tercer carril para dicho giro es unos poquitos metros antes, que en realidad debería ser muuuchoooos metros antes del giro a fin de que aquel que tiene intenciones de girar a la derecha tenga una circulación fluida ya metros antes. Pero lo más resaltante de todo esto es –incluso una parlamentaria presentó un proyecto del horario escalonado–, que gran parte paliaría la situación. Aquí en Paraguay todo el mundo inicia las tareas a un solo horario de entrada y salida, algunos no justificados, por lo que ninguna planificación de trazado de calles, avenidas, túneles, costaneras, viaductos, ni metrobús será suficiente.
Andrés Avelino Martínez Sanguinetti
Y ahora, ¿quién podrá salvarnos?
El Dr. Aníbal Filártiga tuvo un mandato efímero de 11 días al frente del Instituto de Previsión Social y salió disparado como un misil, e interpretando sus expresiones, se deduce que nadie ni nada podrá contra la estructura montada por añares con una gigantesca masa de corrupción, cuyos tentáculos están diseminados en todos los estamentos, contaminando a los tres poderes del Estado. Los sectores más apetecibles son en el orden del 1 al 4 como sigue: Itaipú, Yacyretá, IPS, Petropar y así sucesivamente, lo cual demuestra que la corrupción es una materia aprobada con notas sobresalientes aprendida de memoria, donde no se resta un punto ni coma, con una ortografía aplicada a la perfección donde queda de lado la famosa repesca, relacionando con los alumnos reprobados en un examen parcial.
El vago intento de erradicar la pobreza lamentablemente no será posible si este flagelo no se combate frontalmente y con lo expuesto, tanto los órganos de control finalmente son absorbidos por las tentadoras ofertas que son servidas sobre la mesa como si fuera el mejor menú preparado en un domingo en familia.
En nuestro país los grandes señores son precisamente los más corruptos, quienes se pasean orondamente en lujosos vehículos 4 X 4, poseen estancias, mansiones, yates, organizan fastuosos encuentros demostrando su poder económico, incluso les son entregados menciones de reconocimiento porque quizás en algún momento hayan donado parte de lo que robaron justamente a ese pueblo austero, que no sobrefactura, que no lava dinero sucio, que vive el día a día con el sudor de su trabajo honrado.
Me siento anonadado con las publicaciones de la prensa que relatan diariamente el escandaloso robo al erario público, hasta me quiero acobardar y aplicar una recomendación brindada en su oportunidad por un amigo, quien atendiendo mi constante preocupación por lo expuesto, me decía: “Chamigo, preocupate por tu familia, fomentá los valores cristianos y hacé algo bueno por tu alrededor y punto”, como afirmando resignado que es imposible luchar contra la estructura de poder montada a lo largo y ancho del país, dejando un legado trágico para nuestros hijos y nietos.
Amigos lectores: ¿no podríamos recurrir al Chapulín para que nos salve?
Hilario Ramón Alonso Arrúa