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De conflictos de intereses no resueltos
Nuestra sociedad es un permanente volver a situaciones no resueltas porque no han sido administradas y gestionadas eficientemente.
El derecho a la huelga (Art. 98 C.N.) es una garantía constitucional que llenado los requisitos formales constituye una medida de fuerza extrema que encierra uno o más conflictos de intereses sociales, pero ajustada a la ley (Art. 359 C.T.).
Entre una de las reivindicaciones de la convocatoria de huelga por las centrales obreras está el aumento salarial del 25%. Sin embargo, no existiendo políticas de Estado relativas al empleo, al salario y a la seguridad social y mucho menos en articulación con las políticas económicas y empresariales, el uso del derecho a la huelga puede ser equiparada a una aspirina para atacar una enfermedad terminal.
En efecto, solicitar un aumento salarial del 25% sobre el salario mínimo, que ya fuera reajustado recientemente en un 10% para paliar la pérdida del valor adquisitivo del salario, en beneficio de quienes se encuentran en el mercado laboral formalizado, es decir quinientos setenta y ocho mil setecientos noventa y dos trabajadores de la PEA, si bien es justo, no resuelve el problema salarial estructural de la Población Económicamente Activa (PEA). Esto es así porque el +/-85% de las unidades económicas del país son microempresas que representan al 80% de la mano de obra ocupada y en su mayoría se encuentran en la informalidad tanto laboral como de la seguridad social, y sin políticas públicas sectoriales eficientes y sostenibles que se apliquen en beneficio de ese sector.
De hecho, la consecuencia previsible e inmediata del aumento en caso de ser concedido será generar más informalidad en el mercado laboral y la remarcación de precios en todo el comercio, con lo cual lograr el aumento salarial sería una victoria pírrica para los intereses de quienes se encuentran en la Población Económicamente Activa, es decir tres millones doscientos quince mil quinientos diez trabajadores/as.
Lo que necesitamos es que el Ministerio del Trabajo formule un paquete de medidas estructurales, históricamente postergadas, en articulación con los demás ministerios relacionados con la economía del país, el empleo, la seguridad social, los trabajadores y el sector empresarial.
En tanto este ministerio no se fortalezca institucionalmente tanto en la especialidad técnica de quienes lo integran como en sus políticas públicas, y no se lo identifique como institución indispensable para el desarrollo del país, no se podrán generar mejores y sostenibles condiciones de empleo para los trabajadores y trabajadoras del país.
Los conflictos de intereses permanecerán en nuestra sociedad con los resultados de insatisfacción que ya todos conocemos.
María del Pilar Callizo
Arnaldo, Arnaldo
Arnaldo es un señor singular en una ciudad. Él fue electo por la mayoría de los ciudadanos de la capital de un país con la esperanza de que sea alguien inteligente. La inteligencia, como define la RAE, es la capacidad de resolver problemas. Él, como otros que lo antecedieron, intenta justificar su desempeño con una frase muy conocida: cuando llegué, estábamos llenos de problemas, no es culpa mía. Señor intendente: todos sabemos que hasta ahora nadie ha sido inteligente, lo votaron a usted porque confiaban en su inteligencia, en su capacidad de resolver los problemas, sean muchos o pocos, fáciles o difíciles de resolver, eso depende de su capacidad. Si usted no puede resolver los problemas de esta ciudad –no lo digo yo, lo dice el diccionario–, no es una persona inteligente.
Por otra parte, leí que tenía pensado suspender el concierto de Metallica. Déjelos venir, señor intendente, no se preocupe. Nadie le robará protagonismo. Sin dudas, usted será la persona más aplaudida del país cuando se vaya. Déjelos tocar, no tendrán más aplausos que usted. Finalmente le recuerdo, para cuando termine su período habrá cosas interesantes a las que pueda dedicarse, como por ejemplo podrá formar parte de La Orquesta de Reciclados de Cateura. Tiene todas las aptitudes para ser un instrumento.
Esta ciudad queridos ciudadanos necesita alguien inteligente, porque no puede seguir soportando más autoridades que no tengan la capacidad de serlo. Y así como pude haber escrito solo una vez Arnaldo para que se entienda el título, también pasa con la reelección: la segunda es innecesaria.
Rodrigo Ayala Miret