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Uno de los mayores problemas de la Empresa de Servicios Sanitarios del Paraguay (Essap) son las pérdidas anuales de G. 80.000 millones a causa de los caños rotos.
Registra entre 12 y 15 caños averiados por cada kilómetro, a pesar de que los índices internacionales aceptables aconsejan solo hasta dos roturas en cada un kilómetro, reconoce el mismo titular de la empresa del Estado, Arq. Osmar Ludovico Sarubbi, quien asumió en setiembre del 2013.
Aún con el grave problema de los caños rotos, la empresa del Estado incorporó solo a unas 180 personas como auxiliares de cuadrillas entre el 2013 y este año, según la nómina de funcionarios disponible en su sitio en internet.
En la misma planilla figura que la actual administración presidida por Sarubbi ingresó al menos 800 nuevos funcionarios.
La mayoría de las personas fueron destinadas al área administrativa, vigilancia, seguridad y servicios generales y no precisamente al sector que más necesita, que es la atención de las cañerías rotas, su eterno problema.
Como auxiliar administrativo metieron a poco más de 230, y en la parte de auxiliar de vigilancia y seguridad a alrededor de 70. Unos 35 para servicios generales, 35 personas ingresaron para “desempeñar funciones”.
Esto es bastante curioso porque significa que primero la Essap contrata a las personas y luego elige en qué área destinarla.
Aún con la contratación de los 800 nuevos funcionarios, la empresa del Estado continúa sin reducir su índice de pérdida de agua potable.
Los propios administradores informaron que cerca del 50% del agua tratada no pueden facturar. Eso, en términos monetarios, significa unos G. 80.000 millones al año. La mayor parte de esa fuga se debe a los múltiples caños rotos de su sistema.