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En efecto, según la estructura diseñada por los especialistas de acuerdo con el consumo final energético, el 18,3% correspondía a electricidad y que al año siguiente “creció” a 18,4% del total.
39% del consumo proviene del petróleo
En lo concerniente al consumo de derivados del petróleo, que el país importa hasta el último litro, el crecimiento fue del 1,5%, o sea del 37,5% del total demandado al 39%, según la misma fuente.
La biomasa continúa sobre 40%
La biomasa, que no solo incorpora las leñas y el carbón vegetal, sino también residuos vegetales y los combustibles derivados de la caña dulce, a pesar de que su consumo sufrió una leve reducción, sigue siendo la estrella preponderante de la matriz energética nacional.
La estructura por energéticos que dio a conocer el Viceministerio de Minas y Energía atribuye a esta variedad el 42,6% del total, con una disminución de solo 1,6% de la demanda de sus productos en el ejercicio 2015 con relación al del 2014.
En 2013, el consumo final de energéticos era casi igual que el del año siguiente, el 2015, que es el último estudiado por los responsables del Balance Energético Nacional.
De acuerdo con esta fuente, en hace cuatro años, la biomasa ocupaba el 45% de la estructura de consumo, mientras en 2014 bajó al 44,4% y al 42,6% en 2015.
En lo atinente a los derivados del petróleo en el 2013 y 2014, las porciones atribuidas a este combustible no varió: 37,7%, pero hace dos años saltó al 39%.
En el país de las hidroeléctricas más prolíficas del mundo, el contraste una vez más impide toda explicación lógica: en 2013, de la estructura de referencia le correspondía el 17,3%, al año siguiente subió a 17,9% y en 2015 a 18,5%.