Las hidroeléctricas aportan apenas el 18% del consumo final de energía

Hasta en la producción y consumo de energía el Paraguay es contradictorio. Produce una gran cantidad de hidroenergía, pero en la estructura del consumo final su papel se reduce a 18%.

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Si cotejamos el contenido de los discursos oficiales con la realidad confirmaremos que la paradoja se acentúa.

En efecto, los despachos de las agencias internacionales de noticias, redactados en París en el marco de un reciente foro internacional y sobre el cambio climático, decían que nuestro país utiliza solo energía limpia.

El viernes último, en el marco del simposio que organizó Itaipú y contó nada menos que con la exposición de Jeffrey Sachs, economista estadounidense, asesor de los últimos secretarios generales de las NN.UU., se escuchó al titular del Viceministerio de Minas y Energía, Mauricio Bejarano, señalar que para completar el esquema de suministro de energía limpia al aparato productivo nacional solo faltaba Bahía Negra (Chaco).

Sin embargo, cuando desmenuzó la matriz energética nacional, pudimos concluir que solo el sistema eléctrico de la ANDE se ajusta al ambicionado paradigma del abastecimiento con energía renovable.

El Viceministerio de Minas y Enegía, recordemos, es el responsable de la elaboración del Balance Energético Nacional, cuya versión más actualizada corresponde al 2015.

El Balance, aun cuando frecuentemente no es tenido en cuenta, es una ventana abierta para enterarnos de lo que realmente ocurre en este estratégico sector.

El material, por ejemplo, informa que en 2015 la Composición de la Producción de Energía Primaria se representaba en el siguiente esquema: hidroenergía, 68,4% y la biomasa, 31,6% (vea la infografía que acompaña a este material).

Sin embargo, si observamos el gráfico que refleja la estructura del consumo final de energía en nuestra economía, concluiremos, en el más benévolo de los casos, que nuestro país es muy contradictorio.

Destacábamos que en el gráfico, representativo de la producción primaria a la hidroelectricidad le correspondía la tajada más grande: 68,4%. La influencia de las grandes centrales binacionales (Itaipú y Yacyretá) es perceptible en esta porción.

Pasemos a la segunda imagen, la del consumo final, y notaremos que la tajada más pequeña, 18,4%, corresponde a la electricidad; a la biomasa (leña, carbón vegetal, etc.), la más grande, 42,6%; mientras que el 39% imputan a los derivados del petróleo, que se importan hasta el último litro y es tremendamente contaminante.

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