La transparencia forma parte de receta del BID para recaudar más

Intercambio de información para lo cual se precisa transparentar la propiedad de las personas y empresas, dejar de lado los incentivos fiscales, mayor uso de facturas electrónicas, transparentar la gestión de auditores y una revisión periódica de la estructura del gasto público, forman parte de la tendencia actual para incrementar la recaudación del fisco, según dijo el economista jefe del BID, Alberto Barreix, quien visitó Asunción para participar como expositor del seminario internacional “Experiencias y Mejores Prácticas Internacionales en Tributación”, que se llevó a cabo en la Sala Bicameral del Congreso Nacional.

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La conversación con el economista del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) transcurrió de la siguiente manera.

–Si bien pareciera que el fuego de la última crisis se va apagando, la economía global sigue sufriendo las consecuencias.

–Básicamente, a partir de 2008 se ha dado un proceso de una cierta crisis importante en la economía mundial en lo que podría llamarse el capitalismo financiero. El 2008 marcó el quiebre del capitalismo liberal por tener un mercado sin regulación. Esa situación obliga a los países a solucionar un problema financiero que termina en un gran endeudamiento a nivel mundial, con países donde la deuda no es tan grande a nivel del sector público como en el caso chino, pero que tiene un alto volumen en el sector privado. Casi todos los países desarrollados, incluidos de alguna manera a la China, India un poco menos, aparecen con deudas que representan el doble del PIB.

–¿Cómo impacta ese fuego en materia de fiscalidad de los países?

–En esas condiciones se resienten las estructuras fiscales que se muestran con poco crecimiento y escasa posibilidad hoy de tener un juego fiscal para la salida de la crisis gastando más, haciendo inversión pública o entregando subsidios. En ese marco, también fueron afectados los países en desarrollo, en especial, muchos de América Latina que no tuvieron disciplina fiscal.

Existen algunas naciones como Paraguay, Chile, Perú, Colombia, Panamá y México que mostraron cierta disciplina fiscal, lo que significa que han logrado mantener un cierto control sobre sus finanzas públicas.

–¿Ante este escenario, qué deben hacer los países para hacerse de más recursos y encarar políticas públicas?

–A partir de 2008 hay dos cambios muy importantes: Con la quiebra de los grandes bancos internacionales y una reducción en más del 40% de las bolsas de valores, donde hay trillones de dólares, se inicia un par de procesos: Los países grandes comienzan a decir que deben entrar en un proceso de transparencia fiscal y de paso intensificar los controles sobre lavado de activos, que están ligados a fenómenos financieros de corrupción.

–Explique en detalle las estrategias, por favor.

–En la parte fiscal se ve que a partir de ahora hace falta hacer dos cosas: Intercambio de información para lo cual se precisa transparentar la propiedad de las empresas y de las personas.

De ahora en adelante no habrá sociedades que sean anónimas, al portador; desde hace varios años todos los países desarrollados ya lo tienen y ahora prácticamente todos los países en desarrollo. En América Latina están dos o tres que aún no lo tienen. De esta forma se puede identificar primero al propietario y después intercambiar información con el fisco para saber quiénes cobraron regalías, intereses, etc. Para eso más de 130 países firmaron un acuerdo de intercambio de información financiera y hubo una presión internacional para que algunos de esos países, en especial aquellos que son centros financieros, se acogieran al intercambio de información. Eso nos obligará a que repensemos la fiscalidad. Primero, con ese intercambio de información, los países podrán cobrar mejor los impuestos, en especial la renta de capital (regalías, intereses, dividendos, etc.), no las empresariales y las del trabajo, que ya se conocen. Esto permitirá a naciones como Paraguay mantener sus tasas impositivas bajas, que es crucial.

–¿Qué pautas se pueden marcar para incentivos tributarios?

–Este punto es como la contracara del intercambio de información.

Cuando un país da un incentivo tributario a una inversión y como ese país tiene que emitir información de quiénes son los propietarios beneficiados con esos incentivos, debe intercambiar información con sus pares sobre cuánto ganó una determinada empresa que recibe incentivos; de alguna manera, si no diseña bien sus incentivos, lo que ocurrirá es que un fisco le perdona mientras el otro cobra. Es bueno cobrarse algo (10% a 20%) porque sabemos que otros países gravan a tasas mayores comparativamente. Ya debe acabarse aquello de perdonar tributos, hay que cobrar aunque sea un mínimo.

–Definitivamente, pensar en un aumento impositivo no se compadece del ciclo económico actual.

–La tendencia ya no es como tienen muchos países desarrollados de tasas muy altas, porque si son elevadas genera una poca movilidad de la inversión. En un contexto en que las cargas tributarias son muy altas, 30% a 40% del PIB, inclusive en el Mercosur, queda muy poco espacio para la actividad privada y con tasas muy prominentes se desestimulan la inversión y el ahorro.

–Paraguay, en particular, ¿qué debe hacer?

–Paraguay debe aprovechar para aumentar sus bases, aplicar la transparencia tributaria y mantener sus tasas bajas y uniformes, no dar muchos incentivos hacia ningún lado. Tener una base muy amplia, contar con unas tasas bajas, quizá en algún momento subir un poco más, un poco menos, conforme a las necesidades de los gastos sociales que se tengan. La transparencia ayuda, ya que al tener más luz podemos identificar nuevas bases.

En otras palabras, en el mundo del pasado, sin transparencia, el capital era móvil y no se lo podía seguir. Ahora, ese capital proveniente de las regalías, intereses, dividendos, sigue siendo móvil pero se lo puede identificar. Como dicen en Estados Unidos: El capital puede correr, pero no se puede esconder. Ahora se puede identificar.

–¿Hay más por hacer?

–Lo conversado hasta aquí es la mitad de la película. La otra, en materia tributaria, es el aumento de una serie de movidas de administración tributaria como la factura electrónica, la mejora de la profesionalización de la administración, la regulación entre el intermediario (contador, auditor), entre los contribuyentes y el fisco. Si se está pidiendo a los contribuyentes y al fisco que sean transparentes, los que están en el medio también deben comportarse transparentemente. En este aspecto, Paraguay está mejorando en América Latina, pero tiene que mejorar más. Si les estamos pidiendo a las personas, a las empresas, que se identifiquen, tener más claridad sobre lo que pagan al fisco, y si no se lo pedimos a los auditores, cuando sabemos que la mayoría de los esquemas de evasión, que no deben tolerarse, y de elusión, que deben limitarse, son hechos por auditores, difícilmente se llegue a buen puerto.

–Paraguay incorporó recientemente una Ley de Responsabilidad Fiscal para contener en niveles bajos el déficit. ¿Cómo lo ve?

–En un mundo integrado no se puede vivir con grandes déficits fiscales, del orden del 7% a 8%. No se pueden mantener déficits muy grandes. A la larga se tiene que ajustar porque el país no podrá financiarse más por deuda. Tendrá que importar menos, exportar más. Se tiene que vivir dentro de ciertos límites en materia de déficit fiscal y comercial. También ajustarse al proceso de transparencia porque si un país no cumple con los estándares de transparencia, vendrán las sanciones como ya le han venido a países como Uruguay, Chile, que tuvo que cambiar su secreto bancario para poder entrar en la OCDE. El que no lo hace queda fuera del mundo sancionado (lista negra).

–¿Hace falta reformular o reestructurar el gasto público?

–Los procesos que llevaron a los países a altos endeudamientos fueron problemas que no solo hubieran habido en ingresos, a pesar de que actualmente dichos ingresos son muy altos en algunos países donde las tasas también son muy elevadas. Es decir, un cierto descontrol en gastos. Para eso es importante, a nivel macro, tener lo que se llama reglas fiscales. Los países que tienen y cumplen estas reglas se han desempeñado mejor que aquellos que no las tienen.

Es importante mantener un control del gasto a nivel macro mediante una regla fiscal. El gasto corriente se crea aluvionalmente con la habilitación de entidades que después no tienen sentido, se contratan funcionarios que luego quedan sin tareas. Es importante constreñir el gasto para que sea lo mejor aplicado posible y en especial, los gastos corrientes, porque nuestros países necesitan de mucha inversión pública (carreteras, puertos, aeropuertos, transporte público).

Es necesario cada tanto mirar los presupuestos, hacer una reingeniería del gasto a profundidad para ver lo que debe ser eliminado y no dejar que el gasto se haga estructural.

Estas son las dos grandes tendencias: La transparencia, que nos lleve bases más amplias que podamos abarcar más y con mayor claridad, inclusive; menor elusión y evasión, para mantener una sostenibilidad fiscal para que no se ahogue el Estado y luego vengan las devaluaciones monetarias o los descontroles financieros.

Recomendaciones

* Dejar de lado los incentivos fiscales, teniendo en cuenta que es bueno cobrarse algo (10 a 20%) porque sabemos que otros países gravan a tasas mayores comparativamente.

* Aumento de una serie de movidas de administración tributaria como la factura electrónica.

* Comportamiento transparente de los contadores auditores en su gestión como pieza intermediadora clave entre los contribuyentes y el fisco.

* Constreñir el gasto público para que sea lo mejor aplicado posible, en especial los gastos corrientes, porque nuestros países necesitan de mucha inversión pública (carreteras, puertos, aeropuertos, transporte público).

broa@abc.com.py

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