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Al parecer la demanda se convirtió en “pelota tata”: fue presentada ante la jueza de Primera Instancia en lo Civil y Comercial del 5º turno, Julia Alonso, quién se inhibió alegando amistad con Alfredo Jaeggli (h).
Pasó al 6º turno, con el juez Hugo Morán, quien también se inhibió. Alegó que tuvo a su cargo el juzgamiento del título en un juicio anterior entre Alfredo Jaeggli (h) y un tercero.
Luego pasó al 7º turno, con el juez Hugo Bécker quién se inhibió alegando que fue juez en el juicio de deslinde de esta propiedad que tuvo como partes a Jaeggli (h) y el Indert.
Llegó al 8º turno, con el juez Walter Mendoza. Éste aceptó la competencia, pero inmediatamente, sin notificación de la demanda, apareció la Abog. Gilda Bordón Roux recusando al juez y así obligarlo a apartarse del proceso.
El expediente pasó al 9º turno, con la jueza Mafalda Cameron. La magistrada aceptó la competencia, pero súbitamente se presentó a juicio Aníbal Gavilán, de forma “espontánea” y sin ser notificado, para recusar a la jueza.
El expediente pasó el 15 de junio último al juzgado del 10º turno, con la jueza Rocío González, sin que a la fecha se tenga noticia sobre si aceptará o no la competencia.
Indefensión del Estado
Desde el año 2009 en adelante, Alfredo Jaeggli (h) impulsó acciones judiciales para obligar al Estado a pagar por tierras que no existen.
La misma Corte Suprema de Justicia salió en favor suyo.
Ninguno de los jueces y ministros de la Corte recordaron a Jaeggli (h) su obligación de transferir la tierra antes de reclamar el pago, dejando al Estado en total indefensión.