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Esta situación se dio ante la imposibilidad de que Petropar coloque su producción de etanol de Troche, por sus elevados costos, producto de la corrupción y el prebendarismo. Fue ahí que el Gobierno, desde el Ministerio de Industria y Comercio (MIC) y Petropar esbozaron un plan para vender a los sellos dicho alcohol, que entonces era G. 1.600 más caro por litro de lo que se podía conseguir en nuestro mercado. Así, obligaron a firmar contratos a todos los emblemas, a excepción de Petrobras, a un precio de etanol de G. 4.800 cuando la compañía compraba por solo G. 3.200 por litro, arrojando el sobreprecio citado de G. 1.600 por litro. El volumen pactado con las demás compañías –menos Petrobras– fue de 20 millones de litros, y por un plazo de un año. En dicha ocasión los voceros de la mayoría de los emblemas habían dicho a nuestro diario que se vieron forzados a comprar para “evitar más inconvenientes con el MIC”. Desde ese momento se desató el enfrentamiento y luego la persecución del “nuevo rumbo” contra Petrobras, a pesar de que esta compañía proyectaba invertir US$ 30 millones en el país, lo que evidencia la contradicción de este gobierno, que por un lado dice pregonar las inversiones, y por el otro, las ahuyenta. Luego, Petrobras tampoco rubricó otro contrato con Petropar para adquirir gasoil y nafta común porque, además de ser inconstitucional, le ofrecían una nafta de G. 525 por litro más cara de lo que consigue.