La crisis de energía eléctrica se instala en el Paraguay

Introducción Considerando la infraestructura del sistema eléctrico nacional, la falta de una planificación coherente, la escasa visión de los administradores del sector y el fin de periodo de bajas temperaturas, el país debe comenzar a enfrentar un largo periodo con servicio deficiente en el suministro eléctrico. Los cortes en el suministro de energía, a cualquier hora del día, se deben repetir de forma reiterativa, pues la forma más burda de enfrentar este problema es con corte de carga, y mientras continúan en sus funciones quienes llevaron al sector a este estado catastrófico, no se deben esperar alternativas más apropiadas para los consumidores.

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La crisis del suministro de energía ya no es más una amenaza, pasó a ser una realidad. Ahora solo resta analizar las causas –para que no se repitan las consecuencias– para minimizar sus efectos, y las distintas alternativas de enfrentar la crisis. Los dos primeros puntos serán tratados en esta entrega y las alternativas para enfrentarlos serán tratadas en el material siguiente.


Causas probables de la crisis

A muchos factores se pueden atribuir las causas de déficit en el suministro de energía; no pretendemos citar todas, apenas aquellas que consideramos principales para el sistema paraguayo. Así, entre las causas que visualizamos como principales mencionamos la alta dependencia de la energía proveniente de Itaipú; la falta de visión y planificación de los administradores de Itaipú, quienes atrasaron obras fundamentales, por ejemplo la ampliación de la subestación de la margen derecha; la cómoda posición de la ANDE ante la complacencia interesada brasileña, y, tal vez la más importante, la desorganización total del sector energético, donde no existe ningún tipo de incentivo o punición a la calidad del suministro. En el modelo vigente del sector energético nacional, el usuario final no tiene ningún tipo de protección contra el mal servicio, puede pasar horas sin electricidad, puede sufrir la quema de sus electrodomésticos por grandes variaciones de tensión y nada ocurrirá; y, por otro lado, mediocres administradores podrán abandonar sus cargos como nuevos “jeques” sin que reciban ningún tipo de molestia. Ambas situaciones posiblemente deriven o de una justicia que no está preparada técnicamente para el ejercicio de esta función o porque la misma se acobarda para investigar a los nuevos poderosos emergentes o, simplemente, porque reciben la orden de sus patrones de callarse.

Consecuencias

También estas se circunscriben en diferentes órdenes, algunos de naturaleza cultural y otras más de orden económico. A continuación citaremos las consecuencias que consideramos aplicables al sistema eléctrico paraguayo, entretanto, hacemos la salvedad de que ellas pueden no ser totalmente aplicables hoy, en función a que en nuestro país, por lo general, se ignoran criterios técnicos y se priorizan criterios políticos o personales.

¿Confiabilidad o costes de déficit?

Los criterios tradicionales de calidad del suministro se basan en las famosas tasas de confiabilidad. Es necesario romper paradigmas y pasar a caracterizar los modelos de planificación en base a los costes del déficit. Este nuevo parámetro podrá dar una dimensión más real del daño causado al sistema eléctrico nacional cuando administradores sin preparación o con falta de visión priorizan otras inversiones y dejan al sector eléctrico sin capacidad de suministro.
Sin lugar a dudas, el rompimiento de este paradigma deberá aun suscitar mucha polémica y discusiones, porque en países más desarrollados adquiere un valor que puede llegar a ser 10 o más veces superior al del mercado de la energía y generalmente las responsabilidades están compartidas entre varios agentes ejecutores del proceso eléctrico. Entretanto, para modelos monopolísticos, como el paraguayo, donde cada administrador se siente dueño de la empresa que administra, y lo administra más en base a criterios políticos ante que técnico, la evaluación del coste de déficit puede suministrar una buena evaluación de la capacidad o incapacidad de la gestión administrativa.
Veamos un caso particular, si se evaluase el atraso en la ampliación de la subestación de la margen derecha de Itaipú en base a criterios de confiabilidad, posiblemente se determine que la confiabilidad del suministro eléctrico cayó del 90 al 75% para la gran mayoría de la población; esta variación de índice será poco comprendida; entretanto, si en base a costes del déficit se determina que por atraso en dichas obras el país perderá 100 millones de dólares en los próximos dos años, todos tendrán una percepción de la incapacidad de gestión de los administradores de turno.


Impacto sobre el precio

En general, y especialmente en la producción de bienes, la falta de energía tiene un impacto directo en los costos del suministro. Decimos generalmente porque un consumidor residencial puede, con molestias, soportar periodos de falta de electricidad, entretanto las unidades productivas deben buscar alternativas a continuar produciendo, muchas veces bajo presiones de multa por incumplimiento de contratos. En países más desenvueltos y con diversidad de fuentes generadoras, los efectos de las crisis de suministro se minimizan con el funcionamiento de centrales con costos de producción más elevados, pero este no es el caso del Paraguay, pues el país posee abundante generación en la fuente y su déficit de suministro se debe exclusivamente a sistemas de transmisión saturados y/o sistemas de distribución obsoletos. En consecuencia, la única alternativa a los productores locales se resume en la utilización de generador diésel, con el consecuente aumento significativo en la tarifa de energía.

Impacto sobre la seguridad del sistema

En general, los sistemas de transmisión y de distribución son proyectados para operar con sobrecargas no permanentes; es decir, por cortos periodos de tiempos y no con frecuencias diarias; por otro lado, el modo operacional de las empresas concesionarias de energía eléctrica apunta a minimizar el déficit de suministro, y esto muchas veces equivale a someter a las instalaciones a sobrecargas por largos periodos y con mucha frecuencia.
Este modo de operación aumenta sensiblemente los riesgos de fallas en las instalaciones y equipos, además, exige la adopción de frecuentes configuraciones de emergencia, lo que, por su vez, puede derivar en otros daños como la operación incorrecta de los sistemas de protección. Esto se confirma por la dificultad del análisis operacional de todas las configuraciones posibles del sistema eléctrico como un todo.

Conclusión

Como se ha mencionado en varias ocasiones anteriores, el sistema eléctrico paraguayo debe comenzar a sentir las consecuencias de la mala gestión del Gobierno en el sector. El Gobierno ignoró criterios coherentes y razonables de gestión para aplicar en el sector y prefirió acciones puntuales como colocar en los cargos claves a amigos o correligionarios. Desde mi punto de vista, el gobierno de Nicanor procedió así en base a una errónea evaluación y posterior acción, sobre puntos claves del sector energético, y particularmente eléctrico. Posiblemente se sintió deslumbrado y pensó que el país era inmune a crisis del sector, porque poseemos, en condominios con otros países, dos grandes centrales generadoras; entretanto, para el desarrollo del país de nada sirve la abundancia de energía en la fuente y sin que ella pueda llegar a los centros de consumo. Y la energía no puede llegar a los centros de consumo porque administradores incompetentes prefirieron abocarse a supuestas acciones sociales, regalando chanchitos y pollitos antes de emprender acciones que pudieran haber evitado este estado calamitoso del sector eléctrico. También al premiar a los responsables del vergonzoso acuerdo del 2002, el Gobierno señalizó claramente que su objetivo no era priorizar obras que beneficien al país y sí las de intereses particulares, que se observa claramente hoy con los nuevos “jeques” nacidos al amparo de las binacionales.


Por Ingeniero doctor Carlos M. Cardozo F.
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