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Desidia e irresponsabilidad absoluta pueden ser calificativos que reflejen el accionar del Ministerio de Obras Públicas y la Comisión del Pilcomayo en el manejo de la cuenca del río.
La administración del presidente Horacio Cartes intenta por todos los medios minimizar el drama que se vive en el valle de inundación del Pilcomayo.
Obviamente eso pasa por imponer responsabilidades a los medios de comunicación por la publicación de imágenes y datos de una realidad que genera inquietud en la opinión pública.
Las preguntas recurrentes son: ¿por qué no entraron las aguas? ¿Por qué el fracaso, si el Congreso facilitó los recursos económicos necesarios a la comisión nacional?
La explicación se tiene en el mismo pliego de bases y condiciones de la licitación convocada para rehabilitar el canal paraguayo.
El documento estableció como punto de inicio de los trabajos unas coordenadas geográficas incorrectas: se utilizaron datos vigentes en el año 2013, cuando la embocadura se encontraba sobre la misma ribera del Pilcomayo.
Pasaron dos años y tanto la embocadura como el sector ribereño fueron cubiertos por completo por el arenal transportado por el río.
Esto quiere decir que el río se desplazó hacia el oeste y el tramo existente entre la ribera y el canal que funcionaban en el año 2013 dejó de existir.
No verificaron el terreno
La licitación realizada en el año 2015 indicó que las obras debían comenzar en la siguiente coordenada geográfica: 583155.64 m E - 7493312.31 m S.
El punto está ubicado a 1,58 kilómetros de la ribera del río, en medio de la nada. Un desierto inmenso es todo lo que se encuentra en el sitio.
La embocadura del canal paraguayo estuvo ubicada en dicho sitio en el verano de 2013, dos años después fue cubierta por un arenal.
Esto quiere decir que ningún técnico de la Comisión Nacional del Pilcomayo realizó una verificación previa de la zona de obras.
El Ministerio de Obras Públicas, por su parte, no se tomó la molestia de verificar los planes que tenía por delante la comisión.
Una pregunta clave: ¿un llamado a licitación sin relevamiento topográfico previo? Es lo mismo que trabajar a ciegas, sobre todo cuando unos centímetros marcan la diferencia para el escurrimiento del agua.
La empresa Talavera y Ortellado comunicó al MOPC el problema existente, pero se ratificó el lugar colmatado como punto de inicio; luego se intentó limpiar en el lugar correcto, pero ya tarde.
Calificar como un error lo que sucedió en el Pilcomayo es generosidad extrema hacia los responsables. El costo tenemos hoy a la vista: una sequía dramática.
La vida silvestre y los productores compiten hoy por la escasa agua disponible. A medida que pasen los días, la situación será mucho peor porque a la escasez de agua se sumará la carestía de alimentos para los animales.
Tenemos enfrente una tragedia y la única reacción del Gobierno fue culpar a los medios de comunicación.
De aquí a diciembre hay que trabajar duro para tener agua recién a fin de año, esta es una realidad inalterable. Llevar agua al Chaco en cisternas es un disparate, en medio de la magnitud del problema.
roque@abc.com.py