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El presidente de la previsional a la que aportan los trabajadores del sector financiero reconoció, en conversación con radio Chaco Boreal, que la entidad está técnicamente quebrada. Dijo que en la actualidad los aportes mensuales que recibe no pasan de 7 mil millones de guaraníes, en tanto que los pagos a los jubilados -sumados a otros beneficios- superan ampliamente los 14 mil millones de guaraníes.
"Nos estamos comiendo las reservas a razón de 7 mil millones de guaraníes mensuales, lo que significa que habremos acabado con ella, inexorablemente, para fines de la primera mitad del año próximo", vaticinó.
Dinatale explicó que, más allá de los casos de malos manejos administrativos e incluso de hechos de corrupción que se pudieron haber registrado en administraciones anteriores de la Caja, la causa principal de la debacle es la caída del sistema financiero, que pasó de contar con 30 intermediarias grandes, a comienzos de la década del 90, a solo 14 empresas del ramo para inicios de 2004.
Explicó que, como consecuencia de este proceso, se desplomó el número de aportantes a la Caja, y creció aceleradamente el de los jubilados anticipados; es decir, aquellos que no llegaron a cumplir con la cantidad de años de aporte que requiere la ley para tener derecho a una jubilación ordinaria. La consecuencia final es que hoy la Caja tiene solo 4 mil aportantes y más de 2 mil jubilados. "Matemática y financieramente esto es absolutamente insostenible. A la luz de estos números solo nos queda reconocer que estamos técnicamente quebrados", reconoció.
LEY DE SOCORRO
Dinatale explicó que como medida de urgencia se plantea una ley que incrementa los aportes tanto de los trabajadores activos como de los pasivos, pone mayor peso sobre quienes lograron una jubilación anticipada y recorta un gran número de beneficios.
"Pedimos un sacrificio a todos los que están afectados a la Caja y solo recibimos un rechazo rotundo. La alternativa es admitir que la Caja está quebrada y distribuir lo que ingrese equitativamente entre los jubilados; lo que representará un recorte en los haberes de entre 30 y 50 por ciento a juzgar por los números que venimos manejando", advirtió.
El presidente de la Caja explicó que la última posibilidad que se discute es la de solicitar que la entidad sea absorbida por el Instituto de Previsión Social (IPS). El problema, admitió, es que difícilmente quieran aceptarnos como miembros cuando arrastramos más pasivos que potenciales activos. Primero, dijo, tendremos que recortar casi todos nuestros beneficios.