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En extrañas transacciones realizadas con personas de Alto Paraná, todas de un modesto nivel de vida, el abogado Marecos Reyes, supuestamente, compró casi 1.000 hectáreas de Chino Cue en el 2008 y en el mismo año las revendió a Tierra de Negocios SA (TNSA), que forma parte del grupo de empresas de Agrofértil, Tecnomyl, Produza y otras, de los hermanos Sarabia (José Marcos, Paulo Sergio y Antonio Ivar). En ese entonces, era asesor legal del grupo de referencia y años más tarde fue designado juez penal de garantías Nº 2 de Ciudad del Este, circunscripción judicial de Alto Paraná.
La semana pasada, Marecos recibió a un equipo de ABC Color en su oficina, en la sede del Poder Judicial departamental, y negó que haya sido un testaferro del grupo empresarial para el cual trabajaba. Argumentó que él quería dedicarse al negocio de la agricultura, específicamente al cultivo de la soja, pero que meses después se arrepintió y transfirió las tierras a TNSA.
Lo llamativo es que el magistrado reconoció que estaba en pleno conocimiento de que “las tierras estaban en posesión de campesinos” y que la situación era “bastante conflictiva”, pues ya en ese entonces, el Instituto Nacional de Desarrollo Rural y de la Tierra (Indert) presionaba a los anteriores propietarios para que vendieran sus fracciones al Estado. “Yo conocía bien los antecedentes de Chino Cue”, apuntó, y agregó que él mismo llegó a estudiar el caso; supuestamente, pese a todo el escenario desfavorable, el abogado compró la propiedad (ver facsimilares).
Marecos compró las casi 1.000 Ha. de una modesta familia de Hernandarias, que entonces aparecía en los Registros Públicos como la dueña. Se trata de la familia Garay Noguera, que a su vez adquirió las tierras en dudosas transacciones, pues a juzgar por su condición de vida no tendrían el nivel económico requerido para hacerlo.
De acuerdo con las escrituras de compraventa a las que accedió nuestro diario, entre febrero y abril de 2008 Marecos adquirió 55 Ha. de Margarita Garay Vda. de Magagnin; otros dos lotes de 499 Ha. y de 130 Ha de Ignacio Garay Noguera; también 56 Ha. de Zunilda Garay Noguera y 198 Ha. de Aureliano Brizuela Duarte.
Según dijo el juez, en ese entonces las tierras valían entre US$ 7.000 y US$ 8.000 la hectárea, pero que él las consiguió a US$ 500/Ha. Lo extraño es que cuando revendió la propiedad a TNSA, lo hizo por US$ 608/Ha. en promedio (sabiendo que valían por lo menos 11 veces más).
Más compras de TNSA
Los hermanos Sarabia crearon la empresa Tierra de Negocios SA exclusivamente para comprar Chino Cue, según había reconocido José Marcos a nuestro diario, en una entrevista realizada en marzo de este año. Esta y otras cuestiones suspicaces viene publicando nuestro diario desde inicio de año.
Además de adquirir casi 1.000 Ha. de Marecos Reyes, TNSA también compró 237 Ha. directamente de Julio César Magagnin Garay, hijo de la viuda Margarita Garay, también en el 2008. Asimismo, en ese año la firma adquirió 9.104 Ha. de Héctor Vidal Garay Peralta, ingeniero agrónomo que trabaja para los Sarabia, en Tecnomyl.
En total, TNSA adquirió 10.300 Ha. en dudosas transacciones que pudieron haber sido simulacros de compraventas, para cobrar al Estado la indemnización por las expropiaciones sobre estas tierras. De otra manera no se explica por qué una empresa querría comprar tierras expropiadas y completamente invadidas por campesinos.
De hecho, actualmente el Indert está a punto de pagar a la citada compañía la suma de US$ 13,7 millones, ya sea con un canje por 60.269 Ha. del Chaco o bien, en efectivo, más intereses. La empresa está representada por Carlos Palacios, abogado del Grupo Cartes y según los datos extraoficiales, en el pasado los Sarabia fueron socios comerciales de Horacio Cartes.
Los orígenes
Los inicios del lugar conocido como “Chino Cue” datan de 1977, cuando el ciudadano chino Lai Ching Tuenn compró para sí y para otros 11 orientales 18.732 hectáreas en Itakyry, Alto Paraná. Entre ellos, el propietario original mayoritario era en realidad un japonés, llamado Zuisho Hayashi.
Con el paso de los años, las tierras se fueron transfiriendo, pero se desconoce la legitimidad de todas esas transacciones. De hecho se pone en duda que los orientales las hayan vendido, pues los documentos que hoy exhiben quienes dicen ser propietarios tienen un dudoso origen.
gbenitez@abc.com.py Foto: Fernando Romero