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Consultado qué pueden hacer para modificar el actual estado de cosas, contaminado con vicios del pasado que se niegan a desaparecer, el joven dirigente contestó: “Realmente hay buenas intenciones, pero el camino es largo y difícil. Quizás sea más fácil cambiar el país de abajo para arriba que de arriba para abajo; entonces, debemos apuntar a la educación, a la gente joven y no quedar simplemente con el adagio de que los jóvenes somos ‘el futuro de la nación’, sino ser reales protagonistas del cambio hoy”.
Preguntado cómo ven el desafío que plantea la globalización, que ya es una realidad inexorable, dijo: “Por sobre todas las cosas, tenemos que estar en alerta permanente, teniendo en cuenta nuestra condición de industriales, en comparación con los comerciantes e importadores. Nosotros tenemos la gran responsabilidad de generar empleos estables para nuestros compatriotas, lo cual nos impulsa a crecer constantemente para dar más oportunidades para otros jóvenes compatriotas”.
Requerido sobre la necesidad de la capacitación del empresario, a diferencia de los tradicionales, que se basaban más en lo empírico, Viveros contestó que la educación en Paraguay está cambiando de a poco, aún cuando hay mucho por hacer. “Yo veo una clase empresaria joven ya con capacidad hoy día, y pienso que con el correr del tiempo van a venir generaciones mucho más técnicas y eficientes que nosotros.
Además, pienso que el paradigma de que solo aquel paraguayo que estudia fuera del país puede ser exitoso también está cambiando”, subrayó.